la guerra
civil de España,
mis padres
se trasladaron
al cortijo
Malagón;
dejando ya
los Pelaos,
de Almería
hasta Granada,
por una
nueva campaña
y las
penurias dejaron,
renovando
su ilusión
por sus
hijos tan amados.
-Nueva
vida, nueva tierra,
y también
nuevos amigos;
Malagón era
una finca
de mayores
dimensiones,
de terreno
generoso;
“allí
olvidamos la guerra
y posibles
enemigos”,
decía mi
hermana Francisca;
Hogarite y
sus amores
con
un ser maravilloso.
-Tomás ,mi
mayor hermano,
también
encontró su amor
en la casa
del Campillo;
José, en
Malagón casó
con la
vecina María;
Catalina
dio su mano
de la
Pililla a Amador;
y yo,
pequeño Pedrillo,
enamorado
de Dios,
ser
Sacerdote quería.
-Malagón y
viejo Cerro
del
neolítico fue sede,
y del Cobre
yacimiento;
conservando
en sus entrañas
aguas de
muchos milenios;
en sus
montes y su suelo
nevando
graniza y llueve;
es azul su
firmamento,
siendo
dulces sus montañas
y generosos
sus predios.
-Labranza,
siembra y espera,
siegas,
trillas y graneros,
pastorea,
escabilla,
surca los
campos mil veces;
cavilando,
duerme y sueña,
mirando,
llora, se esmera;
ya que, en
momentos postreros,
pueden
todas sus gavillas
no terminar
en las troces (=trojes)
sino en
montones de leña.
-Malagón,
mi Malagón,
sus campos
y sus colinas,
fueron
despachos y aulas
de mi
formación primera,
mi recreo y
biblioteca,
mis clases
de religión,
mi silencio
y mi sordina,
mi
zoológico sin jaulas,
laboratorio
y esfera;
fue
Malagón, mi Fonseca.
-Mejor
Universidad
de todas
las que he tenido;
oratorio y
monasterio,
Filosofado
y Gimnasio,
Patrística
y Teologado;
fue mi
mejor Facultad;
jamás viví
aburrido;
mi vida fue
sin misterio
de lo
helénico y del Lacio;
Malagón, mi
Doctorado. .
25/02/2.012
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