martes, 27 de marzo de 2012

"RAPA NUI; ISLA DE PASCUA", 6

 
 “¿Vigilantes del mar y del cielo”?

 Tenemos que reconocer, aunque miramos como a 
ciegas, que los antiguos habitantes de este lugar tan
misterioso para nosotros y dificiílmente imaginarlo, 
vivieron un esplendoroso acontecer cuyas huellas se 
hunden en el pasado, nos sobrecogen en el presente y
brillarán para siempre en el futuro.
 En el antiguo volcán Rano Káu, vemos las canteras y 
yacimientos de rocas (ahu) de lava de las que en su 
día salieron esos más de 900 “moáis” de los que 
algunos  pesan más de 80 toneladas y miden más de
20 metros de altura. 
 Conforme se inicia el paseo siguiendo la rivera del 
mar se van viendo, cada vez en mayor número esos
impresionantes gigantones, en hierática  postura 
mirando al infinito cielo limpio polinesio, afincado 
su pie y firmes sus cuerpos en la tierra, vigilando, 
oteando el horizonte indefinido del tiempo y el
sperado personaje de sus sueños, locuras y deseos 
sincumplir.
En el fondo de nuestra imaginación quijotesca, ávida
de aventuras y pasos perdidos, siempre hay un moai
forjador de tiempos mejores, injusticias reparadas y 
entuertos vencidos. Los desatinos de amor y la furia 
violenta de la vida nos convierten a todos en pétreos
 “moais” que no sienten ni padecen lo ajeno.

Vivieron un esplendoroso acontecer cuyas huellas se 
hunden en el pasado, nos sobrecogen en el presente y 
brillarán para siempre en el futuro.

En el antiguo volcán Rano Káu, vemos las canteras y 
yacimientos de rocas (ahu) de lava de las que en su 
día salieron esos más de 900 “moáis” de los que 
algunos  pesan más de 80 toneladas y miden más de 
20 metros de altura.

Conforme se inicia el paseo siguiendo la rivera del 
mar se van viendo, cada vez en mayor número esos
impresionantes gigantones, en hierática  postura 
mirando al infinito cielo limpio polinesio, afincado 
su pie y firmes sus cuerpos en la tierra, vigilando, 
oteando el horizonte indefinido del tiempo y el 
espacio, la aparición del viajero ignoto y esperado 
personaje de sus sueños, locuras y deseos sin 
cumplir.

En el fondo de nuestra imaginación quijotesca, ávida
de aventuras y pasos perdidos, siempre hay un moai
forjador de tiempos mejores, injusticias reparadas y 
entuertos vencidos. Los desatinos de amor y la furia 
iolenta de la vidanos convierten a todos en pétreos 
“moais” que no sienten ni padecen lo ajeno.

Algún día Rapa Nuí había sido un vergel paradisíaco 
en que un pueblo  feliz  prosperó a la luz del duro, fiel
y fructífero trabajo y la fe viva en el dios que les había
regalado con el amor divino impregnando su mundo 
natural de tanta gracia y hermosura. 

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Teniendo en cuenta los CINCUENTA AÑOS trabnscurridos desde que tuve la suerte de ver con mis ojos, tocar con mis manos y pasear con mis pies ese lugar mítico, la Isla de Rapa Nui, he soñado innumerables veces sus calas, sus montes, valles, canteras, puestas de sol, sus altares profanados, su smúsicas/ danzas polinésicas y su cielo coronado por la Cruz del Sur, que es algo más que una simple Costelación; sobre todo me fascinó sus ancestral población de piedra testimoniada por la impresionante presencia de los numerosos, atentos y fieles vigilantes ante el Firmamento y el Mar/ Oceano.

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