“PROFETAS DE HOY y siempre"

Tu, el, ella y yo: somos los actuales profetas.

Relacionado con el mundo social y humano de las grandes haciendas del frondoso Valle  de mi querido y jamás olvidado Lurín; tuvimos noticias, jamás desmentidas en  esa  época,  de la  cruel  persistencia  histórica del  hecho cruel y vergonzoso “derecho de pernada”, fea costumbre abusiva de origen antiguo, de triste y abominable memoria.

Nos tocó vivir la experiencia directa de una señorita, novia de un muchacho, era trabajador, como ella, de la misma“Hacienda”; cuando ambos estaban asistiendo a las charlas de preparación  para su  cercano matrimonio; en cierto momento, la chica empezó a llorar; por  ese motivo, se interrumpió la charla; se atendió a la pareja de novios en otro despacho; la señorita no dejaba de llorar; decía que era algo muy grave, y no había forma de tranquilizarla; dijo que deseaba hablar, sobre algo muy feo y urgente, y que deseaba decirlo, pero en presencia de su novio.

Se ausentó el chico, y ella dijo:

“El encargado de la Hacienda me avisó y recordó mi obligación de pasar la noche previa a la boda, en la cama y compañía del dueño, y yo no quiero".

No le bastaba con explotar de diversas formas y maneras a los trabajadores de sus tierras y  dueño de los que en ellas mal vivían, morían y trabajaban, sino que también era el violador de la dignidad humana  sexual de las chicas casaderas de su hacienda...  

Hubo que tomar cartas en tal asunto;  no era admisible que una persona que encima gustaba celebrar todos los años una fiesta en la Hacienda con la presencia de un Sacerdote, que además  celebraría la Sagrada Eucaristía.

Haciendas similares había, y seguirá habiendo en muchos otros lugares escondidos de este planeta; este caso nos tocó justo a nosotros y tuvimos que resolverlo, sin imporanos las "oscenas ayuditasde aquel violador.

Lo dicho no es extensible a todos los hacendados; pero los abusos de poder los hay en todo el mundo

 Aunque los abusos laborales se daban y eran  frecuentes, esa cuestión  sí era denunciada con frecuencia tanto en la predicación de los misioneros como ante los tribunales de justicia.

La solución a tales problemas está en parte relacionado con las condiciones

silenciosas, por las que los trabajadores y trabajadoras callan y ceden, porque su negativa y “rebeldía” significan un puesto de trabajo y el pan de sus hijos.

Esto siempre estuvo presente en los criterios socialss y pastorales.

Hasta ahí podíamos llegar.

Aquellos jóvenes se casaron en secreto, se les buscó trabajo en otro lugar;

 y ese año no hubo presencia sacerdotal en las Fiestas de tal Hacienda.

Los abusos humanos y el atropello de la dignidad de las personas y pueblos es una endemia que persigue a la sociedad humana desde los albores de la Historia hasta los desiertos, los despachos y ciudades actuales.

Los poderes religiosos y políticos han claudicado, a veces por motivos no siempre honrosos; a veces está por medio el dinero o acceso a cargos...

Todos sufrimos ante esta lacra de tan difícil solución.

La solución está en mano de TODOS.

Hoy, como ayer y siempre, son válidos y necesarios los Profetas, aunque sea preciso morir apedreados.