DISCURSO sin título: 29/02/2.012
- “¡Buenos días, señora!”
-“
¡buenos días tenga usted!”
- “¿como está?”
- “Muy
mal.”
- “¿por qué?”
- “¡Me
han robado”.
- “¿Quién?”
- “Los de las
pensiones”.
- “¿Cómo puede ser eso?”
- “Yo tenía una
pensión
me la dejó mi marido,
cuando me dejó al morir
sólo tenía
treinta y siete.
Al quedar sola, ya viuda,
crié a mis siete hijos,
huérfanos y pequeñitos,
con la ayuda de mi vieja.
Sufrí mucho en ese tiempo,
hasta llevar adelante
y ver crecer a mis hijos.”
- “Me consta por que yo ví;
colaboré con mis bienes
como usted recuerda bien.”
- “Yo no
me olvido de usted
ni jamás lo
olvidaré,
besando con devoción
donde han pisado sus pies.
Por fin mi hijo mayor
entró en la guarda civil;
con su santo corazón
logró hacerme feliz.
hasta que un cáncer cruel
me lo llevó para siempre;
y me dejó otra pensión.
Logré comprar un pisito
y socorrer a otros hijos
de los cuales ya perdí
tres de chicas y dos chicos.
Con noventa y cuatro años
sigo haciéndome la fuerte;
no me hace tanto daño
el dolor como la muerte.”
- “¿Qué pasó con su dinero,
señora y amiga mía?”
-
“Rebajaron mi pensión
sin avisarme primero,
ya que a la pensión del hijo,
al ser él guarda civil,
jamás tocarle podían;
me han rebajado un montón
de la pensión vitalicia,
que de mi esposo tenía.
Tengo una pena muy grande
al ver que mal corazón:
utilizan a los viejos
para quedarse los cuartos
sin la menor compasión.
Con que a ellos no les falte,
los bancos, los sindicatos,
los políticos los ricos,
se quedan con el sudor,
las penas y la pensión,
de indefensos y parados
y de viejas como yo.
Que Dios premie con su amor
a todos los que sufrimos
en este mundo, y regale
a los ladrones perdón”.
CONCLUSION:
“¡ Cuánto valor hace falta, para pensar como vos”
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