REPORTAJE DESDE BERLÍN:
Aparte el gozo por el nacimiento de un
nieto, el viaje a Berlín, acompañado de mi esposa y de mi hija, ha tenido para
mi el aliciente de cumplir un deseo, que tenía para mi sesenta años de espera,
ya que cuando tenía veinte años, quise acompañar a unos vecinos, para trabajar
dos meses en las campiñas germanas.
Alemania, su geografía, sus monumentos,
su historia y, sobre todo sus gentes, han llenado todas mis perspectivas;
canales navegables, casas unifamiliares, casas de comunidades de vecinos, construcciones
enclavadas entre bosques, se extienden más allá de su centro urbano, la Isla de
los museos, presidida por su reconstruida catedral renacentista y barroca,
emporio de belleza y arte cristiano.
La impactante Puerta de Brandeburgo,
sus aledaños marcados por los recuerdos
de una historia reciente que aún
permanecen en nuestra memoria infantil, cuyos comentarios bélicos llenaron las
veladas de nuestros padres en los años 40 del pasado siglo; ese maldito muro,
como todos los muros malditos de la historia, que han impedido el abrazo de
tantos seres humanos en los hogares de nuestra convivencia planetaria.
Hoy, miles de personas de toda edad,
culturo y condiciones, se acercan cada día, con respeto, con silenciosa
curiosidad y asombro, pintando con su imaginación sus kilómetros de pared, a
fuerza de borrar las líneas de sangre que la barbarie dejó, clamando paz y
justicia.
En el atardecer del domingo, nos
acercamos a orar ante el altar, entre los acordes de la Catedral y las palabras
de un representante de la ONU, por un cambio de mentalidad para conservar el
medio ambiente de nuestro hogar común.
Agradecemos haber sido acogidos por una
familia germana, impregnada de todos esos valores humanos, sociales y
cristiano, de los que hace gala Alemania, a la que siempre he calificado como
la “madre de Europa”, ejemplar, generosa y amable.
…
DÍAS DE RELAJACIÓN FÏSICA Y ESPIRITUAL
Buscando vivencias religiosas de rancia
espiritualidad cristiana, viajaremos a uno de los puntos álgidos de nuestros
antepasados neolíticos que, siguiendo la romana Vía Augusta, llegaron hasta esta
ciudad ibera de Castulo, capital de la Oretania, en el, hoy, municipio de
Linares.
Como sucede en la mayoría de las
ciudades famosas por sus extraordinarios pasos procesionales de Semana Santa,
es preciso purificar los signos de su aparente idolatría, uno puede encontrar
momentos y lugares de intensa espiritualidad en estos tres días de reflexión,
meditación y recogimiento, en la reconsideración de los hechos ocurridos hace
ya más de dos mil años, cuando un hombre sin tacha murió aplastado por la
injusticia de unos ignorantes soldados paganos le crucificaron por haberse llamado a si mismo Hijo del
Padre, y no ser admitido como tal por sus mismos hermanos de raza, a pesar de
que muchos de ellos habían sido testigos de sus milagros.
Mientras la mayoría de los ciudadanos,
aprovechas estas fechas para descansar de su diario trabajo, junto a una de
nuestras numerosas playas, visitando ciudades monumentales o disfrutando de
paisajes y esquiando sobre la nieve, también hay millones de gentes participando
en actos religiosos en ciudades y pueblos de España y del mundo.