lunes, 19 de marzo de 2012

"VIAJES DESDE NUESTRO INTERIOR", 4

  
Aviso de navegantes:

 Os presento a mi amigo del alma FILOS; él quiere contarnos la lucha
que tuvo que que mantener consigo mismo ante la decisión personal de
entregarse por entero a la consagración de su vida y dedicación total y
por entero a los demás; Filos es tan real como nosotros; él habla desde
su interior;  como él, miles de seres humanos  mantienen luchas más o menos semejantes.


Filos entendió desde joven, cuando comenzó a tener contacto directo y relación con religiosos/as, pudo comprobar que los de régimen regular, sujetos, (según las Reglas de cada Orden o Congregación), a vivir 
obligados a unos votos:

- Pobreza, por el que se renuncia a disponer de bien alguno, ya que todo pertenece a la comunidad de religiosos/as.

- Castidad, por el que se renuncia a toda relación amorosa/sexual y por ello a la virginidad perfecta;

- Obediencia: por la que el religioso/a debe obedecer siempre, aunque lo que le manden no cuadre con sus gustos, apetencias y razones.

Ha querido poner estas notas aclaratorias, por que al ser él Sacerdote en régimen secular, no está por ello sujeto a voto alguno. 

Sin embargo, él deseaba llevar en su vida el espíritu de los expresados votos, por creer que ellos contenían la esencia de una vida llevada según el Evangelio. 

Pero pronto descubrió que algo fallaba. 

Los caminos de la Santidad inspirada en la Palabra Sagrada y en la Santa Tradición, no podían ser exactamente los contenidos en tales votos, porque:

- Queriendo él ser POBRE según Cristo,

¿como es posible que los religiosos/as de régimen regular, vivan como las gentes adineradas, ya que disfrutan sin ningún tipo de restricciones, con toda la vida resuelta? ¡ Jesucristo no vivió así ¡ SEGURO.

El resolvió el enigma traduciendo “dicho voto de pobreza”  en un Voto de GENEROSIDAD:  todo lo que pueda poseer debe estar “cumpliendo una función social y comunitaria al servicio de todos, comenzando por los más necesitados” según una Encíclica del “Papa bueno” que quería un nuevo Pentecostés para la iglesia actual. Y así lo deseaba en la vida misionera que iniciaba.

-Queriendo él ser CASTO según Cristo Jesús, se decía a si mismo, al ver lo que  conocía en la práctica vida de muchos religiosos/as y clero en general, ¿ por qué dicen y hacen tantas cosas que son contrarias a lo que por sus votos  deberían practicar y vivir con alegría? él estaba convencido de que el “Papa Bueno” que había notado el tufo pestilente  que ya se respiraba con asco en la Iglesia y deseaba “aire fresco” y nuevo, tenía mucho que ver con tanta bajera lujuria de tantos altos cargos eclesiásticos que a lo largo de la historia habían escupido el rostro  de Jesucristo cuando con su tibieza e hipocresía   entre “votos de castidad perfecta mal observada y leyes trasnochadas de un celibato eclesiástico  peor cumplido”,  se había alejado del Verdadero camino de la santidad que el Evangelio  enseña.

Filos no se creía ser un santo, pero estaba convencido de querer serlo, y sus modelos  sí eran santos; él los admiraba y anhelaba ser como ellos  por haber vivido el amor casto: Abraham y Sara, José y María, Joaquín y Ana, Zacarías e Isabel,  los  Apóstoles,  Isidro y María y tantos otros hombres y mujeres que fueron santos en su vida conyugal, y así podemos seguir y no terminar de contemplar santos por la castidad:  Inés, Lucía, Águeda, Cecilia, Luís, Justo y Pastor, Bernardét, María Goretti, Josefina, Pilina, etc. etc. etc. 

Todos demuestran que la Castidad y la pureza son la joya más preciada y preciosa de la Comunidad Eclesial.

Todos los seres castos llevan una corona de AMOR, ya sea viviendo perpetuamente la virginidad por AMOR a Dios, ya sea por  haber invertido su virginidad en aras de AMOR compartido castamente con la esposa/o en la divina tarea de la creación de nuevos hijos/as de Dios. Ambas formas son santas.

-El quería ser OBEDIENTE hasta la muerte; pero no a la manera de esa obediencia ciega que en algunos casos ha llegado a traducirse de forma que:

“aunque tu veas que una cosa es blanca, si tu superior dice que es negra, debes obedecer y decir que tal cosa es negra” .

Había visto con frecuencia cómo se descarga la ira y venganza de los “superiores sobre sus inferiores”,a veces falta hasta el mínimo sentido humanitario de al simple  relación elemental.

La obediencia puede estar relacionada con la santidad: Jesucristo obedeció cuando le ordenaron que extendiera sus brazos para ser crucificado, los mártires obedecieron mientras eran sacrificados de tan diversas formas, dando sus vidas por amar a Dios por encima de todo otro bien, incluida su propia vida.

En relación con el respeto a la libertad de la que todo ser humano está dotado, y sin libertad no hay responsabilidades ni, por supuesto, mérito.

En vez de obediencias “ciegas” el mundo necesita más comprensiones “abiertas”; ya nadie debe dar órdenes que no sean previamente comprendidas, ni nadie puede obedecer órdenes que no comprende. Lo contrario es atropello y actos necios que acaban en holocaustos, checas, exterminios  y martirios de seres inocentes; hechos todos ellos se refugian en las masas humanas que hicieron lo que sus “jefes ordenaron”.

La dignidad de todo ser humano pasa siempre por  la
libertad de pensar, hablar y hacer.

Con ello no se agotan las aclaraciones que merece la vida de un ser humano consagrado a dar a sus semejantes  ayuda personal e iluminar su camino.

La respuesta está en una vida entregada a todos con

GENEROSIDAD, AMOR Y COMPRENSION.     

Un camino de piedras convertidas en SANTIDAD.

La vida ascética es como una operación hecha en carne viva, y sin anestesia. Una vez que finaliza la intervención quirúrgica, si todo sale bien, viene el consuelo de la salud recobrada y mejorada.

De parecida manera sucede en la vida espiritual: después del esfuerzo, fatigas, trabajos mil, contradicciones, malos entendidos y zozobras interiores, soledades, días convertidos en noches oscuras, y noches sin dormir por las preocupaciones que da la vida interior y exterior, llegan las  felices y  gratificantes mieles de la contemplación amorosa de la mística: “verLE cara a cara, TAL CUAL ES”.

Estas consideraciones, que van surgiendo a lo largo de esta historia personal, se justifican porque son efusiones reales de una existencia vivida en la frontera misma de lo divino y lo humano que  late en cada uno de nosotros. La diferencia entre unos y otros está en la más o menos intensidad con que cada uno las percibimos. 

Durante mucho tiempo, años incluso, esas  experiencias  vividas permanecen dormidas; pero cuando se despiertan, se agigantan en nuestros recuerdos, las revivimos y sirven para dar nuevos impulsos a nuestra, a veces amodorrada, existencia. Vivencias preñadas de alegría, que, cada uno  en sus circunstancias personales, debe mimar como si fuera un bebé en etapa  de  crecimiento para nuestra propia recuperación; con frecuencia la MEMORIA de algunas personas, principalmente mayores, traicionan a su dueños al tomar matices de AÑORANZAS llenas de LÁGRIMAS.

Filos al querer contaros su humilde, aunque muy hermosa vida, desea, por encima de todo otro    interés, sea como una gota de agua y espíritu para el que se atreva a leer estas modestas y sinceras líneas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario