sábado, 17 de marzo de 2012

"PELIGRO EN EL LAGAR DEL ABUELO"

 (Fragmento de "TODA UNA VIDA")
Las tierras de mis abuelos maternos, heredadas de nuestros antepasados, también en los años de  1,492, tras la Toma de Granada por los Reyes Católicos, en que  los Marqueses de los Vélez, viejos administradores y ayudantes de la Reina Isabel, pagaron con tierras reconquistadaslos servicios   bélicos prestados por nuestros ancestros de la ruda montaña turolense.

El padre de mi abuelo Antonio, siendo joven éste, había plantado todo el espacio libre de los ribazos de los bancales de todas sus tierras del cortijo “El Jaral”  y aprendiendo de su padre a producir un excelente vino, similar al que aún
hoy se sigue haciendo en el pueblo  de “La Hoz de la Vieja” cerca de Teruel, raíz de nuestro apellido.

Tenía la costumbre de secar al sol la uva colocada con mimo
sobre cañizos elevados en “charnaques” de unos palos fijos
clavados en el suelo, para evitar que intrusos tocasen su uva; cuando se había secado el rabo y raspojo de la uva, estando ésta aún caliente, era el momento de pisar en el lagar. 

El vino obtenido lo consumía él y las personas a quienes  él regalaba sus exclusivos caldos. 

Nunca vendió su vino; éste era un objeto "cuasi" sagrado de
sus viejas amistades.

Cuando yo tenía seis años, me acerqué al lagar;  mi tío José pisaba la uva, mientras yo ponía una  jarrita bajo el dulce manantial de mosto recién exprimido; mi buen tío no se apercibió de lo que yo hacía, lo queme permitió beber a placer todo cuanto quise, sin saber  las consecuencias que seguirían; estuve "dale que dale" a la jarrita, hasta que me harté, quedando más lleno que una cuba.

A los tres días me pudieron recuperar del sueño y de  la inmensa borrachera; con la ayuda de D. Evaristo, el médico y amigo de la familia, al que tuvieron que acudir. ¡Hip!

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