Ese
insondable misterio
que marca
nuestra conducta;
desde el
útero materno,
por la cuna
y la mortaja,
por el gozo
y el dolor,
la casa y el
cementerio,
la vida
sabia e inculta,
hasta la
gloria o infierno,
sin
ganancias ni rebajas
del rencor
o del amor.
¿Habrá una
clave secreta
que tú no tienes contigo?
En las
paginas del libro
que
iniciamos al nacer,
escribimos
al vivir
con las
acciones concretas;
como los
granos de trigo
hechos pan
para cocer,
ser
alimento y morir.
Nacen
sabios y poetas,
personas de
gran belleza
héroes,
santos, luchadores,
amantes de
cuerpo entero,
colmados de
cualidades;
pero hay
rudos y paletas,
feos,
llenos de torpeza,
lerdos,
vagos y ladrones,
engorrosos,
pendencieros
y otras
clases de maldades.
¿Estamos
predestinados
a no poder
elegir
ser sabios,
buenos o malos?
¿Por qué no
somos dotados
de un
código personal?
Códigos
averiguados
son fáciles
de seguir;
a asumirlos
o dejarlos
estamos
autorizados;
eso es
tener libertad.
Es total la
diferencia
entre todos
los humanos:
tu no eres
yo, ni los otros,
ni yo,
vosotros y ellos,
ni somos
tampoco iguales:
el honor y
la decencia
van asidos
de las manos,
y somos
todos nosotros
en derechos
y desvelos
Igualitos
por mortales.
Cuando se
pierde el camino,
la razón y
los papeles:
sonrientes,
enfurecidos,
impacientes,
amigables,
bondadosos,
agresivos,
víctimas
del desatino,
víboras de
cascabeles,
cocodrilos
desabridos,
carácter
incontrolado;
culpables y
vengativos.
Buscadores
de la paz,
apagadores
de guerras,
los
sanadores de enfermos,
protectores,
salvadores
de niños
solos y ancianos,
sembradores
de bondad;
¿cuál el
secreto que encierran
los
heroísmos que vemos?
¿las
lágrimas y dolores
son flores
en vuestras manos!
Soy
testigo, como tantos,
de
relaciones humanas;
viendo que
la medicina,
todas las
letras y ciencias,
psicología
y religión,
alivian
nuestros quebrantos,
nos
consuelan y nos sanan;
¿pero por
qué no atinan
por amor y
con paciencia
con el
CÓDIGO patrón?
Perdonad,
pero lo digo,
con
vergüenza y sin temor:
“hay un
Código de vida,
único de
identidad
y por cada
ser humano;”
te lo digo
como amigo:
¡ métete en
tu interior !
una
aventura atrevida
de urgente
necesidad;
tu Código
está en tus manos.
Escarba
como un minero
las
entrañas de la tierra,
como el
pescador de noche
echa sus
redes al mar
para
henchir su embarcación;
así cual
aventurero,
sabiendo
que tu alma encierra
de secretos
un derroche,
que tú
debes aflorar
sin temores
ni traición.
Hace falta
valentía
y la ayuda
de un amigo,
a quien
confiar tus secretos:
esos que
guardas celoso
que te
hacen no ser tú mismo;
¡ no vale
la cobardía !
tú eres tu
propio enemigo,,
¡toma en
serio tus proyectos !
y serás
pronto un coloso
en tierra, cielo y abismo.
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