sábado, 10 de marzo de 2012

"¿TU CÓDIGO PERSONAL?"

Quiero escribir un poema a la vida;  tiene que ser válido para todo ser humano que busca SU CÓDIGO personal clave, con el que fue engendrado, nació, y vive durante un periodo determinado, que él no conoce, y morirá de forma lenta o repentina, cosa que nadie puede impedir; no saber nuestro Código puede perjudicar al los incautos.

Ese insondable misterio
que marca nuestra conducta;
desde el útero materno,
por la cuna y la mortaja,
por el gozo y el dolor,
la casa y el cementerio,
la vida sabia e inculta,
hasta la gloria o infierno,
sin ganancias ni rebajas
del rencor o del amor.

¿Habrá una clave secreta
que tú no tienes contigo?
En las paginas del libro
que iniciamos al nacer,
escribimos al vivir
con las acciones concretas;
como los granos de trigo
hechos pan para cocer,
ser alimento y morir.

Nacen sabios y poetas,
personas de gran belleza
héroes, santos, luchadores,
amantes de cuerpo entero,
colmados de cualidades;
pero hay rudos y paletas,
feos, llenos de torpeza,
lerdos, vagos y ladrones,
engorrosos, pendencieros
y otras clases de maldades.


¿Estamos predestinados
a no poder elegir
ser sabios, buenos o malos?
¿Por qué no somos dotados
de un código personal?
Códigos averiguados
son fáciles de seguir;
a asumirlos o dejarlos
estamos autorizados;
eso es tener libertad.

Es total la diferencia
entre todos los humanos:
tu no eres yo, ni los otros,
ni yo, vosotros y ellos,
ni somos tampoco iguales:
el honor y la decencia
van asidos de las manos,
y somos todos nosotros
en derechos y desvelos
Igualitos por mortales.

Cuando se pierde el camino,
la razón y los papeles:
sonrientes, enfurecidos,
impacientes, amigables,
bondadosos, agresivos,
víctimas del desatino,
víboras de cascabeles,
cocodrilos desabridos,
carácter incontrolado;
culpables y vengativos.

Buscadores de la paz,
apagadores de guerras,
los sanadores de enfermos,
protectores, salvadores
de niños solos y ancianos,
sembradores de bondad;
¿cuál el secreto que encierran
los heroísmos que vemos?
¿las lágrimas y dolores
son flores en vuestras manos!


Soy testigo, como tantos,
de relaciones humanas;
viendo que la medicina,
todas las letras y ciencias,
psicología y religión,
alivian nuestros quebrantos,
nos consuelan y nos sanan;
¿pero por qué no atinan
por amor y con paciencia
con el CÓDIGO patrón?

Perdonad, pero lo digo,
con vergüenza y sin temor:
“hay un Código de vida,
único de identidad
y por cada ser humano;”
te lo digo como amigo:
¡ métete en tu interior !
una aventura atrevida
de urgente necesidad;
tu Código está en tus manos.

Escarba como un minero
las entrañas de la tierra,
como el pescador de noche
echa sus redes al mar
para henchir su embarcación;
así cual aventurero,
sabiendo que tu alma encierra
de secretos un derroche,
que tú debes aflorar
sin temores ni traición.

Hace falta valentía
y la ayuda de un amigo,
a quien confiar tus secretos:
esos que guardas celoso
que te hacen no ser tú mismo;
¡ no vale la cobardía !
tú eres tu propio enemigo,,
¡toma en serio tus proyectos !
y serás pronto un coloso
 en tierra, cielo y abismo.

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