lunes, 11 de mayo de 2015

A QUIE CORRESPONDA.- Edición S/N



“EL MALAGÓN Y YO”

Malagón, sin más, es una cortijada ubicada en el conocido ALTIPLANO de Granada, territorio comprendido entre los municipios de Cullar-Orce de la provincia de Granada y los de Chirivel-Oria de la provincia de Almería.

Mi relación personal con esta cortijada comenzó el día 1 de octubre de 1939; ese día llegué montado en un carro tirado por dos mulas, guiadas por mi padre; con él mis
hermanos Tomás, Francisca y yo , mientras mi madre y mi hermana menor, Catalina, montadas sobre la burra,, avanzaban a nuestro lado; faltaba mi hermano José que había quedado al cuidado del pequeño rebaño en La Ramblica, lugar, cortijo unifamiliar y tierras heredadas de los abuelos paterno.

Toda nuestra familia llegábamos como labradores para trabajar la mitad de una finca perteneciente a Ramón Martínez Galera y su esposa Ana Pepa, unos de los llamados “señoriitos” andaluces de toda la vida, que “sin haber dado jamás un palo al agua, vivían como dioses” (frase que oí muchas veces de la boca de los labradores) a cota de la cuarta parte de las cosechas de cereales y el 50% de los ganados, obtenidos con el trabajo y medios que ponían exclusivamente los labradores.

Por la experiencia de mis padres, creo que era un trato justo; estos prosperaban , si eran ahorrativos y esforzados; lo que significaba un vida sin gastos superfluos y un trabajo que incluía los 365 días del año; así mismo,, trabajaban hasta los niños, no podían acudir a la escuela, que estaba a cinco kilómetros de distancia, nadie podía
cumplir sus deberes religiosos; mientras “los señoritos” disponían de letrinas sobre pozos ciegos, todos los labradores y su familia debían atender sus necesidades en
el campo, cuadres y corrales; el agua del pilar sabía a cobre y tenían que recorrer una vereda de casi un kilómetro por un paraje solitario hasta sacar el agua con un
cubo y una cuerda de un pozo artesano y rústico y peligroso.

Había, sin embargo grandes ventajas que hacían posible una cierta autonomía:

- Los labradores tenían acceso directo ilimitado para cazar, siendo la carne de los conejos, liebres, perdices, torcaces, codornices, tórtolas y otras aves u pájaros la única que se comía durante todo el año.

- Existían unos bancales de regadío, donde se cultivaban patatas, hortalizas, maíz, tabaco, melones y Sandías para satisfacer todas las necesidades y gustos de grandes y
peño, con los productos frescos y en conservas.

- La tenencia de cerdos y ganados permitía poder consumir los mejores jamones y los embutidos más exquisitos, y leche fresca y queso manchego ) de forma artesanal sobre huso de madera cor personalizados dibujos, (el fabricado a base del 75% de oveja y el 25% de cabra, aparte del mejor requesón y suero posible de toda nuestra España.

En esta realidad sociológica, y durante 23 años, tuye la oportunidad de conocer al detalle todo lo referente al Yacimiento que yo mismo comuniqué al entonces (Mayo de 1971) Director del Museo Nacional, señor Don Martín Almagro Boch, en presencia de su hijo, hoy Director de la Academia de la Historia, señor Don Martín Almagro Borbea, Anticuario Permanente y escritor de innumerables artículos y  rigurosos libros, que escribió por indicación de su padre la ficha en que figuraba mi nombre, el testimonio
de mi conocimiento y los detalles de ubicación y el mejor camino de llegar hasta la cortijada de Malagón, así como el sitio preciso donde yo había recogido flecas y cuchillos de sílex y amuletos.
A continuación vinieron las prospecciones y el informe de Don Antonio Arribas Palau, (creo oportuno y necesario manifestar que  es el estudio más detallado, datado y completo de los que he leído), la Declaración Oficial de un Yacimiento de gran trascendencia antropológica, y que NO está lo suficientemente atendido, protegido como debiera, cosa que lamento personalmente.
En mi última visita a El Malagón y en presencia de uno de los tres dueños de la cortijada, amigo y compañero desde
nuestra infancia, vimos algo que tengo la necesidad de dar conocimiento de ello a todos los que, como ustedes saben valorar; lo comuniqué a su tiempo al organismo adecuado,
pero, aludiendo razones de falta de medios económicos,
llevan dos años sin haber colocado una simple vaya de la protección suficiente para evitar la desaparición de siete lápidas del que es la Necrópolis, que nadie conocía hasta mi declaración sobre sr exacta localización, si bien es verdad que yo lo sabía desde que, teniendo once años vi a uno de los agricultores levantando lápidas y huesos, que él me decía ser de animales muertos.
Subscribo su defensa a favor de establecer nuevos Museos comarcales y locales donde se exhiban y cuiden los bienes de patrimonio local mejor de lo que se está haciendo, sólo por imperativo legal, aunque para ello haya que actualizar ciertas leyes.
Mi cariño a Malagón es tan grande que he propuesto poner
los medios económicos precisos, pero “según la Ley eso no está permitido a un ciudadano partcular”.

Desde Malagón, para mi la mejor Guardería y Universidad,
pude realizar todos mis estudios, una larga carrera y siete especialidades universitarias; trabajé en varios organismos internacionales de Europa y todo el Continente Americano
del norte y del sur.

Actualmente estoy jubilado, pero me quedan unas inmensa ganas de colaborar con quien, como yo, aman la cultura, el
Bien y la paz.

Un saludo a todo el equipo de esta Asociación de Escritores del ALTIPLANO, a la que deseo pertenecer, si ustedes me lo permiten.

Firmado

pedrojtortosa35@gmail.com.  

Desde Madrid, a 11 de mayo de 2015.
POST DATA: Mi silencio de más de un año sin publiar en mis blogs, ha sido por razones de salud y recomendación médica.
Pido disculpas a mis asiduos lectoras y lectores,  alos que nunca olvido y a quienes deseo lo mjer, en toso los sentidos.Vale.