Era
tan grande la ilusión por visitar este punto de mi querido Perú.
Por
él había dejado todo; ahora estaba dirigiendo pis pasos por una
ruta
que los Conquistadores no habían llegado a conocer; y eso le
infundía
ami viaje un encanto especial
En
el momento de tomar aquel tren me produjo un temblor
corporal
muy extraño; pensé que era frío(escalofrío) propio del frescor
matinal.
Ya
en el tren me senté al lado de un Sacerdote argentino que desde
nuestro
saludo, como compañeros de viaje, advertí su emoción al
pensar
en el lugar que íbamos a visitar, nos entendimos muy bien,
pues
el hecho de ser ambos Sacerdotes, nos facilitaba el trato, las
ideas
y la percepción de las cosas sagradas.
Yo
descubrí que él sabía datos que yo ignoraba e igualmente que
conocía
cosas sobre los incas que él desconocía; esto nos ayudó
mucho a los dos.
Esta
complicidad fue en aumento durante toda la visita a la Ciudadela.
El
tren era un poco/ mucho desvencijado, parecido a los trenes
que
enese tiempo circulaban por las vías españolas.
En
aproximadamente hora y media a través de una zona montañosa
y
un valle lleno de vegetación que se fue convirtiendo pronto
en
río conformenos íbamos acercándonos a Machu Pichu.
Efectivamente,
desde poco después de salir de la ciudad de Cuzco
casi
todo el trayecto (sobre 120 ms.) era de bajada.
Estábamos
recorriendo el Valle Sagrado del Camino Inca, y el
río
que íbamos cruzando entre túneles y puentes era y es
Vilcanota,
anteriormente Willka Mayu (río del Sol) aunque tras
cruzar
por el centro del pueblo de Aguas
Calientes, donde está
ubicada
la única estación de ferrocarril, rodear,y abrazando,
literalmente,
los cimientos del Machu Pichu
(viejo monte/pico) y
el
Wuaina Pichu, continua su rumbo para convertirse en uno de
los
afluentes del Ucayali.
Para situarse mejor en el desarrollo de
este bello relato, quiero
situaros en el entorno
geográfico en que estamos en este viaje.
.
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