domingo, 18 de marzo de 2012

VIAJES A NUESTRO INTERIOR, 3

“VIVIR PENSANDO EN LOS DEMÁS”

Somos muchos miles de millones de seres humanos en el
mundo planetario llamado Tierra.

Sabemos que no estamos solos en el cosmos, porque
existen muchos planetas de características similares en el
universo.
Con tantos millones de años a las espaldas, aún no nos
hemos encontrado cara a cara con estos supuestos seres
semejantes, desconocidos e inteligentes.

Admitimos el supuesto y la esperanza del abrazo interestelar.

Aunque la imagen negativa de la guerra de las galaxias
 entusiasma o aterriza a los terrícolas, debemos alimentar la
idea de que ese posible y futuro encuentro puede y debe
ocurrir de forma amigable y pacífica.

Estamos acostumbrados a este clima que respiramos en la
tierra de enfrentamientos continuos entre grupos humanos,
países, regiones o tribus.
Nos cuesta entender la vida de convivencia colaboracionista y
complementaria en un ambiente de cordialidad, comprensión
y progreso continuo y eficaz.

Dada nuestra diversidad existencial que es una realidad
concreta a la vista, hemos caído en la tentación de sucumbir al
egoísmo personal de entender nuestro avance y progreso
cultural, social, económico, político y religioso, como éxitos
personales que sólo están completos si llegamos a la cumbre
de ser el más poderoso, el más rico, el jefe en medio de las
masas humanas de nuestro convivir cotidiano, en vez de
entenderlo de otra manera: 

...nuestro progreso interior, de cualquier clase, está en función 
del servicio que somos capaces de prestar  a los demás...

El proceso permanente de la globalización resulta al final ser
el aplastamiento de las clases populares, débiles e indefensas
en que se basan las grandes fortunas de los “más listos, fuertes,
oportunistas” que han logrado dominar a los demás.

Si eres inteligente, culto, hábil y experto en algo, pon tus
valores a disposición de los demás; seguro que triunfarás.

Intentamos conocernos por dentro para que aflore nuestra
riqueza interior en bien del mundo que nos rodea.

Ser fieles a sí mismo es poner la felicidad de los demás por  
delante de nuestras ideas, pensamientos, palabras y acciones.

No es más beneficiosa para el campo el agua de los grandes
surtidores y grandes cataratas, sino el agua humilde que cala 
escondida bajo la  tierra las raíces de los generosos mares de
trigo que llega anuestra mesa molido y convertido en pan.

Siempre me ha sorprendido el silencio de tantos médicos,
enfermeras, misioneros, investigadores, científicos, madres,
labradores, militantes sociales y monjitas que, sin ser famosos,
gastan su vida callada en toda la faz de nuestro planeta azul.

A todos/as ellos/as la humanidad debe la mayor gratitud,
aunque ellos/as lo hacen por motivos superiores que casi nadie
 comprende; ellos/as no esperan nada a cambio, porque todo lo
hacen por amor.

Curiosamente son los/as  seres humanos más felices  aquí.

Todo este cúmulo de misterios humanos están presentes,
silenciosamente, en medio y dentro de nosotros; es un
panorama sublime que podemos contemplar enese valle sagrado
de nuestro “viaje a nuestro a nuestro interior”.

Dejo en el aire el aroma de sus vidas, para que cada uno de
vosotros haga una traducción cercana a su espíritu individual,
donde su auténtico valor puede adquirir cotas subliminales
      dignas de vuestra grandeza personal

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