Al final de mi quinquenio misionero como miembro de la OCSHA, (Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana), volví a España y, durante el curso 1966-67, estudié y fui Diplomado en la especialidad de Teología Pastoral y Apostolado Seglar en la Pontificia Universidad de Salamanca.
El 9 de Octubre de 1967,
fundé el Colegio “Isabel Rosillo - Santo Ángel” de carácter privado, en
atención a las necesidades educativas existentes en esta zona y tiempo de
población creciente, abarcando a niños/as de 3 a 14 años y una Academia para
Adultos, Cultura general, Taqui-Mecanografía, Contabilidad y Secretariado y
Alfetización de personas que, por motivos de trabajo y falta de oportunidad,
seguían careciendo de una formación básica; todo lo cual contaba con los
correspondientes permisos legales lógicos y las autorizaciones
corresppondientes tanto
eclesiásticos como civiles.
Después de dedicar las
anteriores páginas a repasar datos, hechos, ideas y documentos, ocurridos y
previos al Concilio Vaticano II, me ha parecido oportuno dar a mis familiares,
Alumnas/os y amigos, una información del ambiente humano, social y religioso de
esos años de transición de que yo y mi generación fuimos testigos de primera
mano y en nuestra propia vida, por el valor y la importancia que tiene para
entender mejor todo lo que va a ocurrir en el último cuarto del siglo XX en la historia de nuestras vidas,
en que también contáis,
especialmente vosotros
El trabajo educativo unido a
las tareas apostólicas llenaban mi vida personal como hombre, Sacerdote y
Educador entre niños, profesores, Sacerdotes y fieles, sin olvidar las
relaciones con las administraciones oficiales, tanto las ministeriales, municipales y
eclesiásticos, como las sociales y familiares.
Recuerdo esos tiempos,
tiempos muy fuertes, con inmenso cariño, porque la diversa actividad realizada,
llenaba todos mis buenos anhelos, con los que siempre había soñado; y en mi
cabeza y corazón estabais todos vosotros.
Una vida plena de amor,
dedicada por entero a toda la gente, a Dios y como consecuencia a la Santa Madre Iglesia, respetando a todos por igual.
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