Buscando el sentido de la muerte BAJO EL SIGNO DE LA FE, con
respeto.
Toda la superficie del Planeta
Tierra que habitamos está preñada de vida; con la
colaboración del agua
(Hidrógeno, Oxigeno y diversos minerales) y de la luz, los
millones de millones de
gérmenes brotan por doquier y pueblan de verde toda la piel
de esta bola azul, blanca y
gris, desde las más altas cumbres hasta la última oquedad
del más profundo océano; a
pesar del frío y el calor, de mares, desiertos y montañas;
contra todo pronóstico,
adversidad, asperezas y circunstancias condicionantes, la vida
se abre paso pujante e
imparable en todos los recovecos de esta esfera celeste que todos
tenemos por casa, campo y
refugio; la vida nos invade, nos penetra, nos alegra y nos
trasciende.
El aroma y colorido de las
plantas y flores perfuman a borbotones la atmósfera; los
peces, mamíferos y aves
pululan por doquier; los insectos, crustáceos y los suaves y
diminutos invertebrados
abigarran los espacios visibles e invisibles; los lamentos y las
sonrisas de los seres humanos
lloran y sonríen hambrientos de vida y felices al gozar de
ella; es hermoso parafrasear
el ansia de paternidad del indio Jerónimo y el grito de
maternidad de María de
Nazarét: “fiat voluntas tua, hágase en mi según tu Palabra”.
En todos los seres vivos,
plantas, animales, racionales e irracionales.,hay un deseo y
ganas incontrolables de vivir.
Sin embargo , por encima de
esas ganas de vivir eternamente que nos caracteriza de
forma consciente e imperiosa
hasta convertirnos en defensores por instinto de la vida
incluso matando, sin delito,
por conseguirlo, somos igualmente conscientes del hecho
insoslayable de nuestra propia
muerte; de ninguna otra cosa podemos, en el acontecer
de nuestra existencia, estar
más seguros; la idea de la muerte convive con nosotros.
Mueren las plantas y los
animales, se rompen la piedras, y el cuerpo humano se torna
en polvo y ceniza, cuando
muere; como una flor es la vida del hombre sobre la tierra,
que hoy es y al instante se
marchita.
¿¡ Qué sentido y valor tiene
la vida!? ¿¡ Qué sentido y valor tiene la muerte!?
Cuando nacemos, sin nosotros
quererlo ni saberlo, nacemos para un tiempo impreciso
y limitado; cuando morimos lo
sabemos y no lo queremos, porque pensamos que tanto
el trabajo como el dolor y la
muerte no sirve para nada, creemos que son simplemente
castigos por nuestras
maldades; sin embargo, con el dolor y la angustia de la muerte,
mitigada tal vez por un
sedante medicinal o adormecidos por un estado de coma, surge
involuntariamente en nosotros
la misma ansia congénita de sobrevivir a ese trance que
hemos experimentado durante
todo el trayecto de nuestra vida consciente.
El trabajo, el sufrimiento en
esta vida terrena son, además de castigo, elementos dignos
de redención y purificación
corredentora si los unimos a los dolores y muerte de Cristo
Redentor de pecados y miserias
humanas de carácter universal; son como un octavo y
saludable Sacramento, vehículo
de gracia y vida divina en nuestra santificación.
¿Hemos nacido sólo para morir?
Si ello fuera así, nosotros
seríamos los más desgraciados de los hombres y mujeres.
“Si Cristo no ha resucitado,
vana sería nuestra Fe”. –decía Pablo de Tarso -.
“Pero, sí; Cristo ha
resucitado y es la esperanza eterna de los que creemos el Él.”
¿Existe en nuestro vivir
temporal la semilla espiritual de la eternidad vital?
Sí. Rotundamente SÍ.
Científicamente cierto, si nos basamos en la estadística.
¡es el clamor trascendente de
miles de millones de seres humanos a través de miles de
millones de años! El cálculo
de probabilidad da un resultado positivo aplastante para
cualquier científico que se
precie, el valor negativo residual, lo cubre y salva la Fe.
¿¡Cabe el beneficio de la
duda!?
Así lo entendió Pascal y lo ha
entendido multitud de personas del sector científico:
¡Puede que sea una quimera,
producida por la angustia o la imaginación humana!?
Después de muerto, sobran
todas la explicaciones para el que vivió y murió creyendo
en la realidad eterna, o vivió
y murió en la incredulidad y negación de tal posibilidad.
Yo
prefiero albergar y cultivar la Fe en la eternidad, “¡POR SI ACASO!”
Interesante y sorprendente
solución, para el caso de los titubeantes y dudosos hombres
del racionalismo reinante que
le escuchaba y de los racionalistas de hoy.
Se cuenta una anécdota
curiosa:
Un día el demonio se dirigió a
Dios para reprocharle la dureza con que trataba a los
seres humanos:
Le dijo:
“¿por qué eres tan cruel con
tus hijos, condenándoles a morir ? así es muy difícil,
imposible, ser feliz; ¡estar
toda la vida pensando en la muerte!”
El Creador le respondió:
“Eso no es cierto; les he
dotado de algo que les impide pensar en la muerte mientras viven”.
Reclamó intrigado el malignoi:
“¿Cuál es el
antídoto para que no les amargue la existencia al estar siempre
pensando
en el hecho cierto de la muerte?”
y Dios dijo al demonio:
“¡Les he dejado el antídoto
del hambre! así apenas se acuerdan de que, ahora o luego,
aquí y allí, tienen que morir.”
Que cada
uno se explique el cuento a su manera.
Cuando uno echa un vistazo al
conjunto de los seres humanos, de toda condición, se
cerciora dela inconsciencia,
la ligereza, el pasotismo, con que todos viven, trabajan, se
afanan asiduos tras el
mendrugo, el banquete, los millones, el domino y el ruin poder
político, religioso, social y económico en las inquietudes
terrenales de cada día.
Hay un hambre incontrolado de
los individuos y los grupos humanos ante la simple idea
de poseer más y más cosas materiales
hasta no tener límite.
Ese hambre generalizado,
embota la inteligencia y enturbia y contamina la razón, hasta
el olvido de morir; hay gente
tan obsesionada y condicionada por la brega continua de
enriquecimiento y poder, que
se olvida de vivir simplemente y de morir dignamente.
¡ Qué raro aparece, ante el
común pensar, aquellas conductas humanas que, voluntaria
y gozosamente, se han apartado
del común de los mortales!
01- “Ora et labora = haz
oración mientras trabajas”
02- “¡Que morir tenemos,
hermano!; ¡hermano, ya lo sabemos!”
03- “Vivo sin vivir en mi;
y tan alta vida espero,
que muero porque no
muero”
04- “Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu”
05- “yo ya no vivo, es Cristo el que vive en mi”
06- “Al final de la jornada, el que se salva, sabe y vale; y el
que no, no vale nala”
07- “Para los santos y los héroes, la vida es una carga, y la
muerte una ganancia”
08- “El que no aprende a vivir, no puede saber morir”
09- “El morir es tan natural como el vivir”
10- “Morir bien, es vivir en paz”
11- “La vida continúa”
12- “Tu eres mi vida y mi muerte”
13- “Prefiero morir de rodillas con libertad, que vivir de pie,
esclavizado”
14- “Soy el novio de la muerte”
15- “que las campanas me doblen,
si te falto alguna
vez,
y se me paren los
pulsos,
si te dejo de
querer”
16- “deseo vivir como Tú, para
resucitar contigo”
17- “nuestro vivir es Cristo,
y Éste muerto en la Cruz y Resucitado”
18- “por amor a Cristo, los
cristianos mueren cantando en el martirio”
19- “Dichosos los que viven y
mueren en el Señor”
20- “La Fe rompe las fronteras
de la muerte”
21- “No temáis a los que sólo
pueden matar el cuerpo”
22- “gloriosa es la muerte de
los Justos”
Para el hombre y la mujer de
la calle, que vive obsesionado por el pan y los trapos,
libros y zapatos de sus
hijos/as, de la atención digna de sus familiares enfermos y los
ancianos; para todos/as
aquellos/as, que viven en conventos y monasterios, y los que
viven en cualquier casa o piso
del campo o la ciudad, en una chabola o bajo un puente,
en un basurero o un palacio,
el mensaje es lo mismo para todos:
“venid , benditos de mi Padre
a gozar de la vida eterna, porque tuve hambre, estaba en
la cárcel o enfermo, descalzo,
desnudo, porque me disteis de comer, vinisteis a verme,
me distéis calzado y me
vestisteis”
y estos preguntarán:
“¿cuando sucedió tal cosa,
Señor?”
El Resucitado, muerto en la
Cruz por todos, aclarará:
“Cuando lo hicisteis con uno
de los necesitados de este mundo, conmigo lo hacíais”
Inconmensurable razón para
esclarecer el valor de obrar el bien a diestra y siniestra a
nuestro alrededor, damos sentido a la vida, mientras
vivimos en el tiempo,
con Fe, Esperanza y Amor; para
optar a la entrada, aunque sea por la senda y puerta
estrecha de la Eternidad y ver
a El tal cual es, “cara a cara”,ya que aquí sólo le casi
vemos como en un espejo, tan
confusamente; “POR SI ACASO”, hay que evitar,
desde la situación de cada
uno, tener que oír las terribles palabras, que, sólo pensarlo,
produce escalofrío existencial:
“apartaos de mi, malditos,
porque cerrasteis las entrañas a los que necesitaban pan,
agua, consuelo, vestido o
calzado y, mirando para otro lado, nada hicisteis por ellos,
sabiendo que al no hacerlo por
ellos, dejasteis de hacerlo conmigo, por lo que jamás
veréis mi Rostro Eterno y
viviréis en tinieblas.”
El rico Epulón del Evangelio
gritaba desde su condenación:
“¡Padre Abraham, envía a uno
de los muertos para que avise a mi familia y hermanos
que aún viven, para que obren bien
y se salven y no caigan en este terrible lugar !”.
Abraham le dijo:
¡Ya tienen a los Profetas; que
los oigan, respeten y obedezcan.”
¡¡¡Que ganas de gritar a los
cuatro vientos y hasta los últimos confines de la tierra!!!:
Personas todas humanas,
- tan
inteligentes y sabias; tontas e
ignorantes,
- tan
adelantadas y cultas; atrasadas e
incultas,
- tan capaces y poderosas; inútiles e impotentes,
los que pretendéis:
- tocar
el cielo con las manos; o pasar de todo,
- escudriñar
en los misterios del útero terrestre,
- y
el vientre del mar; o pasar de todo,
- otear
en los confines del cosmos; o morir de desconfianza,
y lo que es peor:
- expulsar a Dios de la mesa de vuestros
estudios y descubrimientos,
- ignorar que El ha sido el Creador de todo
cuanto existe y pueda existir,
- ordenador de la energía expansiva y los
consecuentes átomos,
- sostenedor de todo el peso del universo
sincronizado y cronometrado,
- animador de toda clase de vida,
- controlador absoluto de toda posible
evolución.
La Fe en Él es un don
gratuito, que podemos aceptar o rechazar, por ser libres.
Hemos nacido para ser felices,
aunque vivamos con limitaciones y dificultades.
El sentido de la vida radica
en el buen hacer con responsabilidad y amor.
El sentido de la muerte radica
en la aceptación de nuestros límites temporales,
integrados en la misma
naturaleza; esta aceptación debe ser libre y alegre.
Digo
todo esto, salvo tu mejor opinión.
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