domingo, 31 de julio de 2016

Diálogos en el Vaticano, 62. AQC. 944.


Otra visita de emoción humana y sublimidad espiritual, fue la de La Pietá; cuando te encuentras ante ese bloque de mármol, elegido personalmente por el propio Miguel Ángel, en las canteras de Carrara, porque vio que, dentro de aquella pieza de 1,75 metros de altura por 1,95m. de anchura, se encontraba la figura de la Madre, con el Hijo  descansando, sobre sus dulces rodillas y protegido por la mirada lacrimosa del alma Virgen de su progenitora; cuánta Piedad  hay en sus manos, en su rostro y en sus labios, y cuanto dolor contemplando a su Hijo muerto.

Miguel Ángel Buonarroti, con solo 22 años emprendió la obra más delicada y sublime de su vida; un año de martillo y cincel bastaron para realizar la joya máxima de la escultura mundial; en sus detalles milimétricos se atisba al artista como dibujante, pintor, arquitecto y poeta que va derramando los suspiros  humanos de su alma en cada molécula de mármol, mientras cincela espiritualmente aquella mujer que anida en su mente.   

Dos horas, y me quedé corto, estuve mirando con los ojos del alma más que con los del cuerpo, cada postura de manos, dedos  y pies, cada pliegue de su toca, vestidos y sudario de la Madre y del hijo; había momentos en que me daba la sensación de ver moverse sus labios, sus ojos y sus dedos; me habría quedado allí toda la vida.

¡¡¡ Gracias, Miguel, por haberla hecho así !!!

Era viernes, 22 de mayo de 1976; me decidí a pasar la noche, o parte de ella,  en la popular Plaza Navonna, siguiendo el ritmo de la gente que allí se mueve.

A las diez de la noche comenzaba a verse gente nueva y un tanto extraña por su forma de vestir, peinarse y comportarse; como ya hemos descrito algunos d leos
aspectos,  referidos al espacio físico, fuentes y otros datos de carácter general, nos ceñimos ahora a seguir los movimientos de de las personas que, descansando de día, dedican la noche a la amistad, a escuchar música, a beber, bailar, y conversar con quien se tercie, sobre temas de política, sociedad, canto y moda, deportes y chismes de grupos y personas.
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sábado, 30 de julio de 2016

Diálogos en el Vaticano, 61. AQC. 943.


Momento cumbre y solemne en que, puestos de acuerdo relativo todos los elementos energéticos, la Sabiduría infinita del Creador coloca en medio del Paraíso con maestría divina la más grande y perfecta obra salida de sus manos con amor infinito:

creó al hombre del que formó, igual a el, a la mujer; hombre y mujer los creó con un valor complementario.

Y les ordenó que pusieran nombre a todas la cosas y gobernaran el mundo con justicia y equidad, con su trabajo, con su alegría, esperanza,  fe y amor.

Miguel Ángel, entre el sueño y la vigilia, de noche y de día, con lágrimas, hambre, calor y frío, ha ido narrando la vida y milagros de Patriarcas, Poetas y Profetas,

Jueces y Reyes, la historia de una salvación que culmina con un Juicio Final, cuyo supremo Juez es el Verbo que se hizo carne entre nosotros, muriendo y resucitando por la culpa y el pecado del mundo libre y, por ende, acreedor y deudor responsable del bien y del mal que hace posible la expresión de amor eterno de su Señor y Creador:

“VENID, BENDITOS DE MI PADRE...
....porque…

- tuve hambre y sed.....y me disteis de beber y comer;
- estuve enfermo y en la cárcel... y me visitasteis;
- estaba desnudo... y me disteis vestido.

También fue posible la expresión más horrible y
dolorosa que puede salir de los labios supremos de quien ha muerto de amor por los suyos:

“APARTAOS DE MI, MALDITOS...
... porque…

- “me visteis desnudo, hambriento, sediento, enfermo, en la cárcel, leproso, marginado y abandonado de todos ... y pasasteis de largo.”

“¿cuando te vimos así... 
y te atendimos o  te despreciamos?”

“siempre que lo hicisteis,
o dejasteis de hacerlo
con alguno de esos hermanos mas pequeños...
  me lo hacíais a mi”.
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Había visto fotos, películas y leído artículos sobre esta obra pictórica única y máxima de la historia del arte universal; pero cuando estuve abrazado por sus paredes y su bóveda, sentí el calor de una  Historia tan Sagrada,  de la que todos somos parte, hijos, protagonistas,  admiradores y beneficiarios.

Una síntesis, resumen, compendio, descripción y seguimiento, catequesis y aula teológica de toda la Biblia, la Patrística, investigación y doctrina de los
Concilios y homilías de la Historia completa de la Salvación, que predica la Iglesia de nuestros amores y desprecios humanos, la que en el día a día,  en la noche a noche de nuestra existencia, vela de forma permanente junto a los enfermos, los leprosos, los encarcelados, los heridos, los bebés, los inválidos, los ancianos, las personas abandonadas y dejadas  de la mano de todos, supe descubrir la presencia
del Espíritu que anima, consuela, llena de fuerza y valor a los caminantes de todos los senderos por la piel de este Planeta  Azul, nuestra casa en el tiempo.

La Capilla Sixtina no es “ para verla en una hora y ya está”; como tantos monumentos del pasado con presente y futuro, nos superan por completo; su contemplación debe perdurar mientras vivimos y aprender de ellos los mensajes dejados ahí para los que quieren y saben descubrirlos.

Aún hoy, cuarenta años después, con la vista muy estropeada por una mal tratada retinopatía, sufrida a consecuencia de una diabetes aguda contraída al año de mis viajes apostólicos estancia en México (1997-2003), cuando tengo deseos de releer la Biblia, con los dos ojos cerrados y la mente concentrada, hago un recorrido por los distintos clic de mi retina opaca, donde están grabadas todas las escenas y pasajes que Miguel Ángel  dejó dibujadas, coloreadas con arte máximo, y maestría única,  doy gracias a Dios que inspiró tanta capacidad de síntesis, belleza y arte.
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jueves, 28 de julio de 2016

Diálogos en el Vaticano, 60. AQC. 942.



Cuando volví a Roma, tuve unas ganas incontenibles de acercarme a la Basílica de San Pedro, saqué un ticket y subí a contemplar la Ciudad de Roma desde el exterior de la inmensa cúpula de la Iglesia Madre, el foco mayor de la Cristiandad:

No se pueden negar otras miradas y comentarios, que, sin querer y sin juzgar, uno oye de personas,  católicas cristianas, creyentes y ateas:

“Una maravilla de arte, historia y solemnidad.”

“Vie uno al Vaticano a fortalecer, a buscar o encontrar motivos, la Fe, y se va con la impresión de ceremonias frías y lejanas, eclesiásticos faltos de espiritualidad.”

“Todo está tan organizado, que ni el propio Papa tiene libertad para hablar y comportarse.”

“Me voy con menos fe de la que traía.” 

Será cuestión de actitud, versión o apreciación de cada uno; lo cierto es que para muchos de los que visitan Roma, todo es maravilloso, incluida la experiencia espiritual y religiosa.

Son multitud de cosas que se ven una vez en la vida; ir reconociendo desde allí las siete Colinas romanas cargadas de historia, triunfos y batallas, penas y alegrías, tormentas sociales, políticas, deportivas, religiosa y folclóricas de su pasado romano, bizantino,  bárbaro, cristiano, monárquico, medieval, renacentista y republicano; Roma escenario del arte,  la tragedia, de la lírica, las concentraciones, las conferencias internacionales y las católicas. canonizaciones; la plaza y la Avenida de la Reconciliación impresiona tanto llena como vacía; es un lugar donde se siente palpitar el corazón del mundo, vena y arteria por las que circula la sangre pecadora y la gracia reparadora de todas las almas que llagan de todos los rincones del Orbe.

Lejanas y cercanas, pobladas de árboles y habitadas siempre por seres humanos de distintas épocas, todas ellas son atractivas y abigarradas de historia  y de belleza; por un lado o por otro todas se bañan  los pies en el siempre presente Tíber, el río  de sueños dorados, azules y verdes de su sol, de sus laderas y su cielo; las Siete Colinas de Roma; Siete bandejas, repletas de sonrisas, de lágrimas, recuerdos, romanticismos y amores imposibles; sus palacios, ruinas,  Fortalezas Catacumbas, jardines, Vías,  calles bulliciosas y terrazas apacibles; todas dicen algo, a los nativos más que a los visitantes:

-       Monte Celio, Colina testigo de crímenes y alborotos de muchedumbres de su Plaza del Pueblo;

-       Monte Palatino, asiento de los Palacios imponentes, halagos y traiciones que siempre  han rondado a Emperadores, Emperatrices y amantes; testigo mudo de encuentros  e crueles intrigas palaciegas;

-       Colina del Capitolio, la más importante de todas, siendo al mismo tiempo el corazón de la vida romana, social, religiosa y política;

-       la Colina Viminal, la más pequeña y céntrica, atractiva, conservadora  y escenario del Teatro de la Ópera;

-       Monte y Colina del Quirinal, vigía militar y actual residencia del Jefe y Presidente de la República Italiana;

-       Monte Aventino, la Colina ocupada por la Avenida de la Conciliación, el Estado del Vaticano y Basílica de San Pedro, donde vive el Papa;

     -  Monte Esquilino, la Colina más grande, que  protege y da fiel cobijo al      Coliseo, siendo muro terminal de la Ciudad Imperial

Salí de la Plaza, crucé el Tíber y subí caminando hasta el Hotel en la cima de la Colina del Quirinal; me tomé, como otras tantas veces, tres porciones de distintas pizzas, dos cañas de cerveza y un vaso de leche caliente; me retiré a dormir, para descansar y visitar al día siguiente el museo vaticano y la Capilla Xistina, con la que había soñado muchas veces en mi vida.

Eran unos días hermosos para el conocimiento y descubrimiento a fondo de Roma y sus tesoros; también sentía preocupación, razonable, del último encuentro, un tanto tormentoso con mis colegas  teólogos de la Congregación de la Fe; me afectaba el pensar en la posible inutilidad de mi viaje a Roma.
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Era el 22 de mayo/76; pagada la entrada, subí por la escalinata del Palacio Vaticano y residencia del Papa y recorrí todas las estancias del Museo, lleno de cuadros, figuras y detalles curiosos y sorprendentes algunos, por lo que tenían de novedosos; me llamó la atención la colección de monolitos caídos del espacio en épocas más o menos recientes; entre esas curiosidades había una vitrina con un trozo de roca lunar que el año 1.969 habían traído del Satélite lunar los astronautas norteamericanos en su viaje y primer contacto con el único satélite de la Tierra; también es de recordar los distintos amuletos y cosas traídas desde países de misión de distintas partes del Planeta, nuestra  residencia cósmica.

A continuación la entrada a la Capilla Xistina, te deja con la respiración cortada; la sola y simple contemplación de esos frescos relatando con fuertes trazos de pintura, dados con el furor, de un artista enfrentado con el Papa, la vida y el mundo, se desahoga, se crece y cuenta para todos los habitantes de la historia humana en esta Tierra convulsa, irónica y rebelde, los divos relatos de la Revelación.

La oscuridad de un cosmos amenazante y atroz, que se rompe en pedazos por sus cimientos hasta que el caos llega a inventar sus propios diques, gobernando la luz y las tinieblas para que cada una ocupe su lugar en el espacio.

Ordena que cada electrón, cada átomo, cada célula, cada cuerpo sólido o líquido, se desarrolle y prospere en el choque y reflujo de su energía interna.

La vegetación, los peces, reptiles y herbívoros,  voladores y terrestres, pululan por la fax de la tierra y en las simas y escarpadas cordilleras; ha reventado la Creación entera y, a golpe de millones de años luz, todos se van hermanando con sangre y caricias, poniéndose de acuerdo para disponer, cada uno a su tiempo y manera, el disfrute del más hermoso y posible de los  más bellos y sorprendentes Paraísos.
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