Junto a ti, al pasar las
horas,
oh mi amor;
hay un rumor de fuente de cristal,
que en el jardín parece hablar
en voz baja a las rosas.
Dulce amor,
hay un rumor de fuente de cristal,
que en el jardín parece hablar
en voz baja a las rosas.
Dulce amor,
esas hojas secas sin color
que barre el viento,
son recuerdos de romances de un ayer,
huellas y promesas hechas con amor,
que barre el viento,
son recuerdos de romances de un ayer,
huellas y promesas hechas con amor,
en Aranjuez,
entre un hombre y una mujer,
entre un hombre y una mujer,
en un atardecer
que siempre se recuerda.
Oh, mi amor,
que siempre se recuerda.
Oh, mi amor,
mientras dos se quieran con fervor,
no dejarán las flores de brotar,
ni ha de faltar al mundo paz,
no dejarán las flores de brotar,
ni ha de faltar al mundo paz,
ni calor a la tierra.
Yo se bien que hay palabras huecas,
sin amor,
que lleva el viento, y que nadie las oyó
que lleva el viento, y que nadie las oyó
con atención;
pero otras palabras suenan,
pero otras palabras suenan,
oh mi amor, al corazón,
como notas de canto nupcial,
como notas de canto nupcial,
y así te quiero hablar,
si en Aranjuez me esperas.
Luego, al caer la tarde
se escucha un rumor:
es la fuente que allí parece hablar
si en Aranjuez me esperas.
Luego, al caer la tarde
se escucha un rumor:
es la fuente que allí parece hablar
con las rosas;
en Aranjuéz, con tu amor.
en Aranjuéz, con tu amor.
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