martes, 1 de mayo de 2012

FRAGMENTOS DE "TODA UNA VIDA", 16

Otro recuerdo imborrable es el que  conservo de Ecuador. 

El vuelo desde Bogotá a la ciudad de Quito, resultó algo diferente hasta ahora; el piloto de Aire France se quiso lucir cruzando las altas cumbres; se dedicó a volar haciendo piruetas, así como suena, haciendo ciertas gracias, que provocaron una más que ruidosa protesta de todos los pasajeros: 

“cuando lleguemos a tierra le denunciaremos por temerario; para jugar hágalo usted, una vez que vuele solo; tenga un respeto a esos 
viajeros que hemos tenido la mala suerte de que sea este nuestro piloto un loco suelto”. 

Y otras palabras malsonantes que es mejor no repetir. 

Teniendo en cuanta que es un país andino, y cuenta con alturas importantes, donde se localizan las zonas de volcanes tan famosos 
y nombrados como el Chimborazo y el Cotopaxi, entre otros, a lo que hay que agregar el paso geográfico del paralelo 0,0 de altitud/longitud del planeta. 

Con este amasijo de ingredientes, la reciente digestión perdió su natural proceso, y no faltaron los vómitos de muchos y los mareos 
de todos; a mi. se me reventaron las venas de la nariz y, ante la gran cantidad de sangre de la hemorragia producida, necesité  ser atendido por el servicio sanitario de la compañía; lo que produjo una alarma general que obligó a la tripulación y al muy gracioso 
piloto galo, a pedir disculpas a los agredidos y muy enfadados viajeros. 

Quito es una bella ciudad entre colonial y moderna, como tantas otras de América. 

Es la típica “casa de todos” donde el nuevo visitante se encuentra a gusto y como en su propia casa. 

Algo que llamó mucho mi atención, fue el descubrimiento de la sociedad mixta en su salsa callejera y en su Plaza de Armas, con 
sus trajes típicos  quechuas andinos e incas indígenas, mezclados  con los “cholos” (o mestizos) junto a otros de origen extranjero, 
inmigrantes llegados de distintas partes del mundo vestidos como occidentales normales. 

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