I.- Aventuras del pequeño Filos.
I.- 16.- Seguimos sobre el Mediterráneo.
Nos elevamos aún más; mamá se puso seria,
como que tenía lago muy importante que decir; a continuación ella me tomó la
mano derecha, mientras acariciaba mi cabeza con su mano izquierda, y me decía:
“Fíios, hijo mío, durante breves minutos
vas a dar un salto muy grande en lo que toca a tus conocimientos y grados de
madurez dentro de tu edad de niño, llamado a entrar en la edad de adolescente;
tienes trece años, y pronto cumplirás catorce; vas a notar pronto en ti un
profundo cambio fisiológico; eso sucede igual a todos los chicos de tu edad; es
la edad de la pubertad o, como dicen en la España de tus antepasados, es “la
edad del pavo:”
“Y, por qué la llaman así” - interrumpí
yo a mi mamá, que sonrió de nuevo.
“Los chicos, en esta etapa de sus vida,
pasan de ser niños a ser ya hombres, sexualmente hablando; suele notarse en que
les aparecen unos granitos de acné en la cara, se vuelven muy sensibles y, como
consecuencia, sienten gran vergüenza por todo, y con injustificada frecuencia se ponen rojos, pasan a ser
muy huidizos y desconfiados ante sus amigos y los familiares:”
“¡ Qué raro me parece todo esto!, mamá!,
¿a mi me va a pasar también?” –insistí yo.
“Bueno, cuando sientas algo raro en tu
cuerpo o forma de comportamiento, me avisas y yo te explicaré todo lo necesario
y conveniente”
Habíamos llegado a la altura de Roma; me
parecía estar viendo visiones; una ciudad muy grande en que se divisaban gran
cantidad de edificios nuevos, otros no tanto y un montón de construcciones que parecían ruinas como abandonadas, parecían estar destruidas
por una guerra o algún terremoto, como suele suceder en la ciudad de Arequipa,
vecina de Puno enmi Perú natal; mamá
continuó:
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