¡Conseguí,
por fin, la cima!
En toda
escalada se sufre mucho, por el trabajo y esfuerzo físico; lo que en la vida
espiritual se llama “ascética”; pero una vez logrado el objetivo, se produce
una sensación tan agradable, que das por bien empleados todos los rigores de la
dura trayectoria; es lo que se llama, en el terreno espiritual, “mística”.
Como es tan
cierto que “la curiosidad mata al gato”, yo pequé de curioso y me dirigí, sin
dudarlo, al borde del acantilado.
Esto no es
para contarlo a personas que no lo hayan vivido,;sin embargo, lo siento como
una obligación de fidelidad, y...
No seré
capaz de haceros ver lo que sentí en ese momento; todo el mundo se cayó sobre
mi.
Es la
primera y única vez de mi vida, que he experimentado lo que es el auténtico
vértigo; como si el abismo me
tragase; todo mi cuerpo se me volcaba en la orilla, y una fuerza me arrastraba,
como un imán se apodera de un alfiler,
y lo succiona hacia si; fue una experiencia inusitada y terrible; lo que
ocurrió después, me da miedo y vergüenza contarlo, porque falló mi valentía
personal, quedando al capricho de la
causalidad y
causalidad de los elementos, libres también, de la naturaleza, como un inválido
inconsciente.
Yo, envuelto
en un torbellino de aire, luz y nubes, me lancé hacia atrás, agarrándome con las
manos a los matojos que alcanzaba; clavando mis uñas en la tierra, intentaba
huir como fuera de aquel lugar, para mi mortal y fatídico.
No recuerdo
más...
Cuando al
cabo de no sé cuanto tiempo, llego mi fiel amigo ,sacerdote igual que yo, me
encontró, como si estuviera dormido, o muerto, tumbado entre la maleza, y con
la cabeza sangrando, aunque ya seca la sangre; me tocó
con el pie; yo, al despertar, empecé a gritarle que no se asomara ni se
acercara más allá, que había mucho peligro.
Me lavé con
el agua pegada en las plantas; pues, aunque yo no recordé haber visto llover,
el P. José Antonio, el argentino, me contó que al empezar a llover se protegió
bajo unos árboles, que por eso había tardado tanto en llegar hasta mi, que me
había estado buscando algunos minutos.
La situación
fue muy tensa, y comprendimos que estas eran las razones de tanta prohibición
de traspasar aquella vaya; letrero que nosotros no habíamos respetado.
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