I.- 19.- ¡ Cuántas pirámides”
“Cuando seas mayor, deberás trabajar
mucho en la justa defensa de cuantos necesitados y machacados por las
injusticias conque otros les aplastan sin piedad; por eso tienes que ser muy
exigente contigo mismo y prepararte para la misión a la que has sido llamado”.
“Ho, mamá, eso si que me parece muy
triste, y me dan ganas de llorar; creo que en las montañas de mis Andes, ¡hay
muchísimos incas, y descendientes de incas, hombres y mujeres, jóvenes, niñas
y niños que aún sufren mucho por
todas esas injusticias!
Mamá me explicó muchas más cosas; algunas no pude entenderlas del todo; mamá se dio
cuenta, porque me dijo:
“Ahora toca curiosear el mundo que te
rodea, ser feliz y disfrutar la niñez que te queda, ya que es una de las etapas
más hermosas de la vida de los seres humanos; mira y observa hacia tu derecha”.
“¡Cuántas pirámides se ven, mamá, en
torno a ese gran río turbio y en pleno desierto; qué grandiosidad; (ya no pude
más; no me fue posible poder contener tanta emoción y me lancé, como un loco, a
los brazos y cuello de mi mamá, que jamás la había tenido tan cerca, olía tán
bien, que me quedé extasiado con mi nariz pegado a su garganta) rompí a llorar,
y le susurré:
Mamacita querida, tu vales para mí más
que nada en el mundo, todo lo que me enseñas y aprendo es fabuloso y me hace
sentir una persona nueva desde que tu me adoptaste como hijo; pero nada se
puede igualar a tu bondad, ternura y cariño; tu vales para mi, más que todo
eso; déjame quererte en la forma que yo se; soy torpe e ignorante, pero debo
tener un corazón más grande que mi pecho, porque siento como si fuera a
explotar, cuando te miro, te toco, te amo y te beso.”
Mamá lloró sobre mi y guardó silencio.
Luego, refiriéndose a las pirámides, me
dijo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario