1.- 14.- En la costa del país de mis antepasados.
Habíamos salido a la superficie del mar y
yo no dejaba de preguntar; mi mamá, me iba indicando y nombrando puntos de
interés por su belleza o por su pasado histórico; a mi no me daba tiempo de
escuchar y aprender todo tan de prisa:
“Observa ese tremendo peñón, propiedad
del país que en un tiempo, no lejano, gobernó, desde su pequeñez, el Imperio
más grande que han conocido los seres humanos, en los últimos veinte siglos; se
llama España y el idioma que tú hablas es propio de sus gentes, las que colonizaron
casi todo el Continente de Sudamérica, y ¡Puno!, donde tu naciste; dicho Peñón
fue robado por otro país del norte, de cuyo nombre prefiero no acordarme, para
no profanar el justo honor de tus antepasados hispanos”.
-“Esa Isla toda de piedra y desierta?”
“Sí, tiene un nombre de condimento:
Peregíl ”
-“Mira esas Islas en grupo; ¿qué son?
“Son las Pitiusas o Baleares; fueron en
tiempo antiguo habitadas por gentes de una cultura y de una elevada
espiritualidad religiosa, y se caracterizaba por sus melodías celestiales”.
“¿No podemos hacer una visita, aunque sea
corta, a mis antepasados de España?
“Hijo, este viaje ya está programado, y
no es oportuno retener dicha programación; pero te prometo volver pronto a
España, ver sus muchas y grandiosas obras de arte, bellezas naturales; e
incluso podemos encontrar a ciudadanos actuales, descendientes de tus mismos
antepasados”.
Yo comencé a recordar cosas que me
contaba mi padre sobre sus antiguos familiares; alguno de mis abuelos, o más, había sido soldado
en tiempos de la Conquista del Perú, con Pizarro a la cabeza, y amigo personal
de un medio indio español que se llamaba... Garcilaso de ...
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