I.- 23.- El sarcófago de Ramsés II.”
“Pues el hallazgo no era ni más ni menos
que el cadáver dentro del féretro funerario del mismísimo Emperador y Faraón
Ransés II, y a su lado los cofres llenos de joyas, de oro y las piedras
preciosas que habían acompañado en vida al glorioso Faraón; los datos
detallados de esta bella historia son ya patrimonio de toda la humanidad, y
tu podrás leerlo en los libros
editados y depositados en las fabulosas biblioteca que fomentan y cuidan muchos
de los países que vamos visitar; si miras con atención, verás en la entrada de
esas ruinas de los numerosos y bellos palacios y templos de Tebas/Luxor, las
imágenes de Ramsés; allá puedes contemplar ese grupo de pirámides
bien conservadas en esta otra zona de Tébas, parte, en su tiempo de los
dominios egipcios, a pesar de las continuas agrasiones y conquistas de otros pueblos:
cuando murió el gran Ransés, y la
dinastía faraónicas entró en crisis, los Sacerdotes y Monjes de los Templos, se
hicieron cargo del gobierno, momentáneamente; para evitar que los muchos
buscadores de tesoros encontraran este sarcófago de Ransés, ellos, bajo
secreto, y con sus propias manos, condujeron y escondieron todo en este
misterioso e inaccesible pozo del desierto.
“¡Casi me da algo! Ya se me había
olvidado respirar, y me estaba mareando,” – dije yo.
Mamá se dió cuenta de mi ahogo; me sopló
suavemente, hasta que recuperé el aliento.
“A continuación retrocedemos hasta la
costa, y te enseñaré algo que nunca olvidarás; es un punto clave para muchas
gentes amnates de la historia y la cultura; es uno de los sitios, que más
afectan a mi sensibilidad; y, si tu no vinieses conmigo, hoy lo pasaría
de
largo; pero no debo dejar que conozcas algo que es tan digno e impresionante
como esta ciudad, la segunda en importancia de Egipto y que en su entorno
abriga y representa lo más valioso que, en su tiempo, tuvo el “MARE NOSTRUM”.
“De qué ciudad hablas, mamá”?
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