miércoles, 16 de mayo de 2012

"COMPARTIMOS VIDA Y MUERTE" , VIII


Mi experiencia en carne viva.- 3
La operación de coronarias fue un éxito;

Yo salí del quirófano con dos “muellecitos” colocados
en la arteria principal expansivos, que evitan siempre
posible obstrucción de estos útiles conductos que, de
los pulmones al corazón,   transportan nuestra sangre
con todo el cargamento de oxígeno y sustancias sanas
y nutritivas que cargan de energía nuestro complejo
organismo.
Después de cinco horas de agonía en carne viva, me
encontré de nuevo en la habitación del Hospital de La
Paz, el primer Hospital moderno muy bien atendido 
por la Seguridad Social Pública dentro de la propia 
Comunidad de Madrid, y que años antes yo mismo lo
había visto construir.

Allí estaba rodeado por mis más íntimos   familiares y
amigos; esas personas que existen cerca de nuestras
vidas, a las que ,a veces, no concedemos todo el valor 
que tienen para nosotros, hasta que no llega un justo
momento tan crucial como es la frontera entre la vida
y la muerte. 
Todas las consideraciones hechas, y por hacer, de ese 
momento, superan con creces, del ciento por uno, todas 
las demás circunstancias normales de la vida cotidiana.
Ellos eran conscientes de mi gravedad y posible fatal y
probable resultado; aunque todos me conocen a lolargo
de toda la vida, sabiendo mi actitud y disponibilidad,
ante un hecho  para mi tan natural como la vida natural.

Esta situación de un trance de dolor, incomodidad dura
y grave peligro, me enseñó a descubrir la grandiosidad,
el cariño, la amistad y la ternura de la gente que tanto
te quiere y que a menudo pasa desapercibido.

Su presencia y atención esmerada me acompañó durante
el largo tiempo , día y noche, que duró mi hospitalización;
fue así porque ya nos avisaron en el HOSPITAL que había
que intervenir de nuevo para colocarme dos más “titánicos
muellecitos” en otra de mis coronarias.

No es un invento de nadie
la vida, muerte y dolor,
la alegría, amor y sexo,
el sufrimiento, el dolor
la inclemencia, el trabajo,
el hambre, la incomprensión,
la amistad y el convivir;
no son invento de nadie;
son consecuencias y dones
de nuestra vida terrena,
que, aceptadas y asumidas,
superadas y vencidas,
dan derecho a vida Eterna.
Nos hace, sí, vencedores
de esa lucha cotidiana
de los fieles militantes,
que, valientes y sinceros, 
COMPARTIMOS MUERTE Y VIDA.

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