Mi experiencia en carne viva.- 3
La operación de coronarias fue un éxito;
La operación de coronarias fue un éxito;
Yo
salí del quirófano con dos “muellecitos” colocados
en
la arteria principal expansivos, que evitan siempre
posible
obstrucción de estos útiles conductos que, de
los
pulmones al corazón, transportan
nuestra sangre
con
todo el cargamento de oxígeno y sustancias sanas
y
nutritivas que cargan de energía nuestro complejo
organismo.
Después
de cinco horas de agonía en carne viva, me
encontré
de nuevo en la habitación del Hospital de La
Paz,
el primer Hospital moderno muy bien atendido
por la Seguridad Social Pública dentro de la propia
Comunidad de Madrid, y que años antes yo mismo lo
había visto construir.
por la Seguridad Social Pública dentro de la propia
Comunidad de Madrid, y que años antes yo mismo lo
había visto construir.
Allí
estaba rodeado por mis más íntimos
familiares y
amigos;
esas personas que existen cerca de nuestras
vidas, a las que ,a veces, no concedemos todo el valor
que tienen para nosotros, hasta que no llega un justo
momento tan crucial como es la frontera entre la vida
y la muerte.
Todas las consideraciones hechas, y por hacer, de ese
momento, superan con creces, del ciento por uno, todas
las demás circunstancias normales de la vida cotidiana.
que tienen para nosotros, hasta que no llega un justo
momento tan crucial como es la frontera entre la vida
y la muerte.
Todas las consideraciones hechas, y por hacer, de ese
momento, superan con creces, del ciento por uno, todas
las demás circunstancias normales de la vida cotidiana.
Ellos
eran conscientes de mi gravedad y posible fatal y
probable resultado; aunque todos me conocen a lolargo
de
toda la vida, sabiendo mi actitud y disponibilidad,
ante
un hecho para mi tan natural como
la vida natural.
Esta situación de un trance de dolor, incomodidad dura
y
grave peligro, me enseñó a descubrir la grandiosidad,
el
cariño, la amistad y la ternura de la gente que tanto
te
quiere y que a menudo pasa desapercibido.
Su
presencia y atención esmerada me acompañó durante
el
largo tiempo , día y noche, que duró mi hospitalización;
fue
así porque ya nos avisaron en el HOSPITAL que había
que
intervenir de nuevo para colocarme dos más “titánicos
muellecitos”
en otra de mis coronarias.
No
es un invento de nadie
la
vida, muerte y dolor,
la
alegría, amor y sexo,
el
sufrimiento, el dolor
la
inclemencia, el trabajo,
el
hambre, la incomprensión,
la
amistad y el convivir;
no
son invento de nadie;
son
consecuencias y dones
de
nuestra vida terrena,
que,
aceptadas y asumidas,
superadas
y vencidas,
dan
derecho a vida Eterna.
Nos hace, sí, vencedores
de
esa lucha cotidiana
de
los fieles militantes,
que,
valientes y sinceros,
COMPARTIMOS
MUERTE Y VIDA.
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