La
vida y la muerte de un hombre bueno.
El
distinto comportamiento conocido por mí, queda
reflejado en los casos siguientes.
reflejado en los casos siguientes.
Una
joven me dice muy nerviosa y llorando:
“Mi
padre está muy enfermo y necesita su ayuda urgente”.
“¿
Tienes coche?” -le pregunto.
“Sí,
puedo llevarle yo misma”.
“Salimos
ahora mismo; tengo que llevar algunas cosas
necesarias”. En tres minutos marchamos a toda velocidad
permitida; en cierto momento la señorita me dijo:
necesarias”. En tres minutos marchamos a toda velocidad
permitida; en cierto momento la señorita me dijo:
“Mi
papá dijo esta mañana, al despertar, que ha visto a mi
madre sentada al lado de su cama; pero eso no puede ser,
porque mamá ya murió hace tres años; así que ya ve; o se
le está yendo la cabeza o, como dice una vecina, cuando
un enfermo dice ver a ersonas ya fallecidas es porque están
a punto de morir”.
madre sentada al lado de su cama; pero eso no puede ser,
porque mamá ya murió hace tres años; así que ya ve; o se
le está yendo la cabeza o, como dice una vecina, cuando
un enfermo dice ver a ersonas ya fallecidas es porque están
a punto de morir”.
Aunque
es cierto lo que suelen decir en casos semejantes,
no quise abundar en aceptaciones ni reproches a una joven
tan afectada en ese momento tan crucial para ella; opté por
explicarle:
no quise abundar en aceptaciones ni reproches a una joven
tan afectada en ese momento tan crucial para ella; opté por
explicarle:
“La
muerte no está en nuestras manos, al igual que la vida;
es más importante la actitud que tenemos frente al hecho
mismo, a la hora de ver y ayudar a bien morir a nuestros
seres queridos.”
es más importante la actitud que tenemos frente al hecho
mismo, a la hora de ver y ayudar a bien morir a nuestros
seres queridos.”
“Mi
papá ha dicho muchas veces que a él no le importa
morir; pues dice que desde que murió mamá no le gusta
vivir; se querían tanto, que yo creo que desde entonces mi
padre se ha ido muriendo poco a poco, un poquito cada día;
yo creo que está hasta contento, porque dice que ella le está
esperando y se le ve feliz, al ver que eso está ya muy cerca.”
morir; pues dice que desde que murió mamá no le gusta
vivir; se querían tanto, que yo creo que desde entonces mi
padre se ha ido muriendo poco a poco, un poquito cada día;
yo creo que está hasta contento, porque dice que ella le está
esperando y se le ve feliz, al ver que eso está ya muy cerca.”
Me
mostré comprensivo y contento con esa forma de pensar:
“En
tal caso, tenemos ya mucho camino andado para
conformarnos para acompañar amigablemente asistiendo a
lo que su padre entiende como una simple despedida de sus
hijos para emprenderel viaje a la morada eterna, donde su
esposa le espera con amor”.
conformarnos para acompañar amigablemente asistiendo a
lo que su padre entiende como una simple despedida de sus
hijos para emprenderel viaje a la morada eterna, donde su
esposa le espera con amor”.
Llegamos
hasta el dormitorio del señor Alberto, se llamaba,
y nos recibió con palabras suaves y débiles:
y nos recibió con palabras suaves y débiles:
“Gracias
a Dios que han llegado; creía que no podría
despedirme de mi
hija; creo que ya no pasa de hoy, y por eso
estoy muy contento”.
estoy muy contento”.
Le
presté toda la ayuda espiritual que me solicitó y me
permití decir a un hombre que pensaba así, las siguientes
palabras.
permití decir a un hombre que pensaba así, las siguientes
palabras.
“Don
Alberto, si todos pensáramos como usted, se habrían
acabado todas las penas que afligen a los habitantes de este
mundo.
acabado todas las penas que afligen a los habitantes de este
mundo.
Gracias y
que sea muy feliz en compañía de su esposa María
Guadalupe”.
Y
el señor Alberto me sonrió, aunque en su piel se notaba el
gesto del
dolor:
“Gracias,
y le espero allá arriba, donde seguro que estaremos
mejor que aquí”.
mejor que aquí”.
Con
un apretón de manos, y una bendición nos dijimos ¡adiós!
y, a a cuarenta y seis años de distancia, le recuerdo con tanta
alegría y paz como ambos experimentamos en aquel día de
tan venturosa partida de Alberto al encontrase con su fiel amor.
y, a a cuarenta y seis años de distancia, le recuerdo con tanta
alegría y paz como ambos experimentamos en aquel día de
tan venturosa partida de Alberto al encontrase con su fiel amor.
Las conclusiones debe
deducirlas cada uno/a evitando tomar
partido ideológico particular.
partido ideológico particular.
La razón es, sin más
consideraciones, el fiel y mutuo
respeto
que nos debemos cada ser humano ante todos los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario