sábado, 19 de mayo de 2012

"COMPARTIMOS VIDA Y MUERTE", X


Experiencia personal.- 4
Segunda Intervención Quirúrgica.
Transcurridos ocho días, fue necesaria  una segunda 
operación para colocar otros dos “sttens” en la segunda
de las tres arterias coronarias que tenemos, como sabe
casi todo el mundo.
Cuando llegas a la salita de espera del correspondiente 
quirófano, debes esperar a que te toque el turno; ese día,
yo estaba totalmente despierto y percibía todo lo que
estaba sucediendo a mi alrededor.
En el quirófano al que yo esperaba pasar, estaba ocupado
por un hombre  más joven que yo; tardaban demasiado; 
la señora esposa del enfermo lloraba sin cesar y se 
masticaba el ambiente de cierto nerviosismo en el personal 
del departamento; al cabo de un rato, los camilleros salieron 
llevando al recién operado a su habitación.

Me condujeron a la mesa de operaciones y observé que todo 
aquel espacio estaba perfectamente iluminado ; y comprendí 
mejor que el estado de gravedad con que había llegado a la 
operación primera era peor de lo que yo pensaba, pues todo 
lo había visto negro.
Mientras los operadores se colocaban los guantes, pregunté 
a la joven enfermera de mi control vital:
  
 “¿ Qué ocurre aquí? ¿Por qué están tan serios los médicos”?

La señorita, por bajito, me dijo:
“No sólo están serios; ¡están “acojonados”! (estas fueron sus 
palabras); es que el operado anterior  ha estado más muerto 
que vivo”.
En ese momento un señor de edad ya más avanzada comenzó
a colocarme unos cables, y le interrogué:
¿ Es usted el jefe de la intervención?
“No señor; el jefe es el Doctor Moreno ayudado por el otro 
Doctor que está a su lado, el señor Marín.
Yo, que estaba tranquilo y dispuesto a todo, intenté quitar el 
miedo a los operadores, cuando el ñiedoso debía ser yo:
“Aquí me tienen otra vez; no tebgo miedo alguno, pues sé 
que me encuentro en buenas manos; pueden cortar y coser 
cuánto precisen para dejarme nuevo”.
El Doctor Marín, sonriendo me dijo:
“Valentía por valentía, observe lo tengo en la mano “
“Un bisturí, hasta ahí estoy seguro “, -dije yo -. 
“Empezamos: la vez anterior realizamos la inmersión de una
fina sonda por la arteria de la muñeca hasta el corazón; ahora 
procedemos utilizando la femoral; este corte lo va a `notar, 
porque es realiza sin anestesia; le va doler más la colocación 
del “programador”. 
Se corta la piel, la arteria femoral aparece; injertamos la fina
sonda y la introducimos y llevamos hasta el corazón a través 
de la otra coronaria, la segunda que vamos a intervenir”.
Diciendo y haciendo, el Doctor realizaba su labor...
Yo, que descubrí a escasos centímetros de mis ojos una clara
pantalla encendida, pude descubrir y ver con toda claridad
mi corazón, que latía sin parar, y una especie de “culebrilla”...

“¿... y  eso, qué es , Doctor”? -  pregunté sorprendido”

“es el cabezal, por decirlo de alguna manera,, con una fuerte
lamparita en su interior para ver el corazón y la arteria que 
sin más dilación, vamos ahora a intervenir; si no le da miedo 
todo esto, puede usted seguir bien y al detalle, igual que 
nosotros, todo el proceso.”
...........

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