martes, 29 de mayo de 2012

HISTORIAS NOVELADAS, XXII

I.- Aventuras del pequeño Filos.
I.- 22.- Dos cabreros afortunados.
con todo ese lío de monumentos, estatuas, conceptos e ideas culturales, filosóficas y artísticas del viejo mundo mediterráneo!?”

Mamá advirtió mi situación y salió al paso del lío que se me había producido en la cabeza:

“Mira, hijo, estos dos chóferes que ves ahí, sentados cada uno en su lugar, no son seres humanos, como tú; son robots; una especie de máquina programada en origen; por eso, esta nave, o cápsula, como tu la sueles llamar, es   tan segura y viajamos sin las preocupaciones a que tu estás tan acostumbrado”.
Mamá me acarició el pelo y me dijo:
“Hacemos ahora un giro a la izquierda para que puedas ver que en Egipto hay otras innumerables maravillas cargadas de historia, grandeza y obras inmortales; mira bien a tu derecha, y verás esa hondonada sobre el puro desierto; es otro Valle de los Muertos, similares a los anteriores, con la diferencia que todas sus tumbas fueron saqueadas en tiempos aciagos en qué, los buscadores de tesoros, profanaron los sepulcros y robaron todo el oro y joyas que habían sido enterradas con ellos”...
“Mamá, que cosa tan desagradable; da miedo estar aquí, en este terreno tan árido y feo”.
“Te voy a contar una pequeña historia; verás:
en ese agujero entre las rocas y la arena, hay un pozo profundo al que nadie había bajado durante más de TRES MIL años; dos cabreros que cuidaban sus rebaños en estos parajes, vieron como una de sus reses se introducía en el dicho pozo; atado a la cuerda que sostenía uno de ellos, se agarró el otro y bajó hasta que, sorprendido gritó hasta ser oído por su compañero...”
Le corté, sin darme cuenta; tal era el grado de emoción y curiosidad que me embargaba:
“Esto es muy interesante, mamá, se me han puesto los pelos como escarpias; ¿Qué había visto o encontrado el otro cabrero?”

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