Aventuras del pequeño Filos.
“¡Qué canción tan bonita! ¿Cómo se llama?”
Las niñas, casi a un tiempo:
“Sí, es la canción de Las Vírgenes del Sol; la
sabe todo el mundo!; ¿por qué no la sabes tú?”
“Pues... yo la he oído más de una vez,
pero...bueno, vosotras podíais enseñarme
a cantarla”- insistió Filos.
Estuvieron cantando toda la mañana; luego,
Laura dijo:
“¡ Gracias por lo bien que me habéis heeho pasar
estas horas; yo debo partir y seguir mi viaje en busca de mis papás a través de
las montañas hasta Juní;n alguien me dijo que las podía encontrar allá”
Filos se ofreció para acompañarla, pues él se
sentía capaz de cruzar los Andes e ir hasta donde hiciera falta, y, sobre todo
no podía consentir que una niña de tan sólo 12 años, corriera tantos peligros
ella solita:
Se despidieron de Fátima y emprendieron camino
por las laderas oeste de los Andes, saliendo del territorio de Puno en
dirección oeste en busca de terrenos
más cálidos y huyendo de las agrestes cumbres del Cóndor.
Filos, animoso y feliz por acompañar a Laura Carmen ( ese era su nombre completo de pila); y,ambos iniciaron una conversación amistosa de niños inocentes, mientras seguían caminando sin rumbo fijo.
Filos, animoso y feliz por acompañar a Laura Carmen ( ese era su nombre completo de pila); y,ambos iniciaron una conversación amistosa de niños inocentes, mientras seguían caminando sin rumbo fijo.
Filos, muy galante rompió un silencio de varios
minutos y dijo:
“Yo iré contigo para que no pases miedo a tantos
chacales y alimañas como hay en estas peñas, recovecos y valles; los
conozco muy bien, desde que una vez fui con mi padre hasta los desiertos de Sihúa, junto a las costas del Océano Pacifico;
y tardamos dos meses en volver a casa, que estaba en Puno; cuando mi papá
murió, mi madre se casó con otro hombre; al principio parecía que me quería,
pero pronto comenzó a maltratarme; yo aguanté un año; hace dos meses me escapé de casa y todavía no me
han encontrado, si es que me están buscando, porque yo no valgo ni un solidito
para ellos!
Laura no decía palabra y Filos quiso verle el
rostro y casi cae de espaldas; la niña no tenía cuerpo; parecía una imagen de
cristal y estaba rodeada de una luz
brillante; no se podía aguantar por el brillo y calor que despedía.
Nunca él había visto algo semejante; le preguntó
con asombro y curiosidad:
No hay comentarios:
Publicar un comentario