Tercer
día: 17 / 06 / 2.012
AMOR
A LA PROPIA CUNA.
Habiendo
vivido en Granada durante seis años, dedicados al estudio de Filosofía y
Sagrada Teología bajo la dirección y Profesorado de la Compañía de Jesús en la
ínclita y prestigiosa Facultad de Cartuja desde
la Residencia-Seminario Mayor de San Torcuato de Guadix, en Granáda, es una
suerte única, y supone varios
motivos que
merece la pena recordar:
-
la contemplación “casi mística” de más de 2.190 puestas de sol diferentes cada
día
-
360 visitas al recinto y monumentos de esa joya mundial que es la Alhambra de
mi roja cuna cultural;
-
mis más de 90 visitas al Monasterio y Sacristía de Cartuja la
Vieja, que es una religiosa filigrana producida por las manos de los
Monjes Cartujos con la inspiración y paciencia de largos años de oración y
arte;
-
recordar las ceremonias de la Catedral renacentista y la Capilla Real donde
yacen y descansan los restos de nuestros Reyes Católicos Isabel, Fernándo,
Juana y Felipe
el
Hermoso;
-
volver a recorrer con la emoción en la garganta esas callejuelas embrujadas del
centro que rodean con cariño y embeleso el morisco Zacatín;
-
orar por enésima vez ante la piadosa y tan dolorida Madre y Virgen de las
Angustias;
-
mirar durante más de dos horas a los rojos torreones de la Torre de la Vela y
los palacios nazaríes y el Generalife, iluminados por la luz adormecida de un
sol que se va por entre las nubes de las lejanas colinas y deja que la luz
nocturna envuelva en el encanto ambiental la ciudadela inclinada su cabeza en
las faldas puras de la Sierra Nevada que la besa y la corona amorosa; todo ello
desde el
morisco mirador de San Nicolás, sito en la cumbre del Albaicín, después de subir escalando casi sus
entrelazadas callejas y rozar
con respeto su Alminar de S. José;
-
recorrer con admiración y cariño el patio circular, bajo el techo abovedado sin
argamasa, la recia y majestuosa
imperial escalinata,
todo fabricado de pura piedra de sillería, donde se desarrollan célebres y
famosos conciertos de arte musical.
Cuando
de vuelta al Hotel Monte Carlo, bajo el peso de los más de cuarenta y un grados de temperatura granadina, Noé y
yo topamos con una heladería ubicada
en la Carrera del Genil,
número 810, donde nos refrescamos y disfrutamos de una agradable conversación,
una horchata deliciosa siendo obsequiados con un tarro de “aceite de chufa”,
una medicina para el interior de todos
y “una perla de belleza para todas las jovencitas señoritas y hermosas
señoras”; estas fueron las palabras de Carmelo García Orts y de la señorita
Laurita Ruíz Jiménez, nuestros agradables anfitriones y, ya para siempre, sinceros
amigos. Gracias.
Logramos
revivir el dulce Amor de esa nuestra
culta cuna.
Si alguna vez pasais por España, no dejéis de visitar esta joya de Andalucía, como es Granada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario