"Un trago de fuego"
La Dama Ofiociante dijo con solemnidad:
“Hermanos y anigos:, ahora les invito a participar en lo más importante de este encuentro fraternal en que con toda libertad son invitados a tomar una jarrita de infusión hecha a base de hierbas de la amazonía; no están obligados a hacerlo; pero a los que lo hagan les doy unos avisos que deben tomar muy en serio:
-. han
comprobado el cojín de que todos disponen; se aconseja que, una vez tomada la infusión, vuelvan a su
sitio; se sientan y se mantienen sentados o tumbados en
el suelo con la cabeza y parte del cuerpo apoyados en el cojín;
-. empezarán
a sentirse a gusto;
-. no tengan
prisa en momento alguno;
-. estén
tranquilos y muy atentos a lo que, cada uno, siente en su interior;
-. si a
alguno le apetece, puede cerrar los ojos;
-.
permanezcan así, hasta que yo les
indique el paso siguiente a dar.
Les deseo a
todos que logren su equilibrio físico
y mental, psicológico y espiritual que tanta falta nos hace y que tanto
echamos de menos en este mundo tan dificil y complejo.
Que
el Dios de cada uno, que en realidad, es el mismo para todos, les acompañe y
reconforte.
Amén”.
Cuando la señora terminó fuimos invitados a pasar y recibir la porción correspondiente de la infusión participativa de >AYAHUASCA <
Oí a alguien, cerca de mi, decir en voz baja:
“¡ESTO
ES UN TRAGO DE FUEGO!”
¡Yo, ya me había
bebido mi ración calentita de <AYAHUASCA/... (/AYAHUASCA<!?)
Difícil es
expresar con palabras lo que uno siente y vive en esa situación.
No sabes en
realidad ni donde estás.
Los ojos te
hacen chiribitas; ...ves lo que ni te imaginas, deseas o no.
Te vas de
ti; eres como un juguete en las manos de las hadas.
Por mi
parte, durante más de 1 hora, fui otro alguien sin dejar de ser yo.
Se entra en
otra dimensió desconocida y extraña; no sabes si están despierdo o soñando; ¿te está dominando un espíritu? Nada sabes.
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