XV.-1.- En la brega de la vida
En la maraña del tiempo
nuestro
cuerpo está encerrado,
en
la cárcel de intereses
de
los que viven de él;
es
material de trabajo
con
que se gasta y agota.
Será el infarto o el
cáncer,
el
colesterol, la gota,
por
diabetes excesiva
o
falta de vitaminas.
El cuerpo humano es un
preso
con
las cadenas del odio,
por
envidia o por celos,
o
por locuras de amor.
¡Cuántas veces he curado
esas
sangrantes heridas
del
alma, presa como él,
sin
consuelo paliativo;
cuántas
lágrimas vertidas
inútiles, inservibles,
sobre
mis hombros de hombre,
confundido
y abatido!
Era una mujer tullida,
era
un inocente niño,
una
niña angelical;
eran
jóvenes vencidos
antes
de echar a volar;
eran
varones hundidos
en
las olas de la vida,
el
engaño y la maldad.
Es más difícil nacer,
son
muy largos los dolores,
trabajos
interminables,
sólo
por querer comer
unos
mendrugos de pan,
amasados
con sudor
y
la harina de los campos,
o
virutas del taller.
Sin embrago ¡cuánto miedo
a
la hora de morir!
que
sólo dura un segundo;
en
las camas de hospitales,
de
palacios o chabolas,
en
las “favélas” de Río,
en
el mar o en la montaña,
en
cualquier lugar del mundo
puedes
nacer o morir.
.......
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