martes, 5 de junio de 2012

HISTORIAS NOVELADAS, XXIX

I., Aventuras del pequeño Filos.
I.-29.- Besando el Muro de Jerusalén.

Mamá me contó muchas cosas más, que tengo guardadas en mi cabeza y qué, cuando tenga otra oportunidad os contaré con todos los pelos y señales: contemplamos desde nuestra privilegiada situación la grandiosa Basílica de Santa Sofía pensamos con tristeza los grandes destrozos que sufrió esta ciudad cuando en el 29 de mayo de 1.353 ( recordemos que dicha ciudad fue fundada a principios de mayo del 330), fue asediada y tomada por los ejércitos otomanos de los turcos, lo que fue una tragedia en todo el Mar Mediterráneo y su contorno; mamá me contó una historia muy curiosa, mientras volábamos bordeando las costas que dejábamos a nuestra izquierda: la estrategia del “Caballo de Troya”; cualquier día lo cuento.
Llegamos al final de mar, y comenzamos a sobre volar una ciudad impresionante, con muchos edificios religiosos, grandes hoteles y otros sectores de muros y zonas antiguas, por las que parecía que habían sufrido un terrible terremoto; mamá me sacó de dudas:
“Filos, hijo, hemos llegado a un lugar, el más sagrado de la Tierra; esta ciudad es Jerusalén, cuya fundación se remonta a más de CINCO MIL años; en ella se concentra la mayor y más misteriosa historia conocida por los actuales habitantes de la Tierra; un día tu sabrás más de ella que yo misma; su trayectoria arranca de las primeras tradiciones orales, después escritas y, de principio a fin, VIVIDAS por las más de sesenta generaciones, de los padres a los hijos, de forma que viene a ser como una historia en vivo, y  jamás interrumpida hasta nosotros; y ni siquiera en los momentos de persecución o aniquilación por los que ha pasado en más de una ocasión: destierro a Babilonia, destrucción del Templo y la ciudad por 0rden Tito en los años 70 d. de C., ni en el último genocidio del siglo pasado; avanza conmigo como cualquier ciudadano, residente o turista”.
Habíamos aparcado la nave,  sobre la cúpula de un templo que llamaban...?.. .sí: del Santo Sepulcro; pero nadie la veía, porque se había vuelto invisible y trasparente; mi mamá no andaba como yo; se deslizaba a un apequeña distancia del suelo ...sí, igual que... los hombres...aquellos en el desierto de Nazca, los que salieron de la nave en forma de pirámide; entonces... mi mamá es un... una...qué lío... ya no se...?
“Filos, no te quedes atrás; ven conmigo hasta el Muro de las Lamentaciones, para besar lo que queda de lo qué, en su tiempo fue el Templo de Salomón.”

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