“>Ayahuasca<
es una palabra quechua que significa literalmente:
“aya” = muerto y “huasca” =
cuerda, agarradero; es en realidad una liana que se produce en casi todas las zonas de la amazonía, de cuyas
hojas, brazos y raíces se obtiene, después de cocer, una bebida qué, tomada
según las indicaciones de un chamán, produce una situación de bienestar muy
agradable.
La asistencia la a
reunión es obligatoria, por respeto
al grupo; pero la participación y el compartir la ceremonia es libre; totalmente
libre.
Les va a
gustar; estamos seguros”,
Con
este preámbulo, se despertó en todos la siempre insidiosa curiosidad: "¡a ver qué pasa"?!
Pasamos
a una sala circular de madera, ramas y grandes hojas tropicales, la mínima
iluminación era lograda con más de
50 velones de colores, encendidos
en su mitad, luego nosotros, cada uno a su turno fuimos encendiendo el resto
hasta que estuvieron completas las 50 luminarias.
Una
vez que todos estuvimos sentados
en el suelo sobre sendos cojinesde granes dimensiones, salió una señora vestida de forma exotérica,
se colocó sobre un “pompón” grande revestido de tres tapices de distinto color,
colocado en el centro de la sala.
El
pompón estaba articulado de manera que la señora iba cambiando de posición, a
su antojo, con el fin de dominar la situación y la atención a todos los
asistentes.
Comenzó
por dar la bienvenida a todos con una gran parsimonia y solemnidad; tenía el
aspecto de una gran sacerdotisa.
Salieron seis señoritas vestidas a la
usanza de los andes y con penetrantes
voces melodiosas cantaron, repitiendo el texto tres veces “Las Vírgenes del
Sol”, canción inca muy conocida, pero que allí sonaba de una manera especial.
Fueron unos
minutos impresionante; como para cerrar los ojos y dejarse llevar por las alas
de las nubes y realizar un viaje astral por los cielos de las cumbres celestiales andinas, como hace el mítico cóndor.
Por el lujo,
el elevado nivel teatral, daba la sensación de no estar, como estábamos en
plena selva.
Cuando he
podido conocer, según la información recibida, supe que mi impresión estaba
justificada: Pucalpa es una ciudad de las más importantes del Perú, no sólo por
sus habitantes y gran puerto naval, sino también por su situación estratégica y
ser la capital de Departamento de todo el Ucayali.
Podríamos
pensar que estábamos asistiendo a una representación de concierto musical con
sesión de teatro.
Cuando
finalizaron su canción y danza, las seis bellas seoritas, portando cada una su porción,
depositaron en una mesita traída al efecto, diversas porciones de unas hojas
verdes y trocitos de ¿madera o raíces”? que la señora oficiante, como una
sacerdotisa, fue introduciendo
en una olla, de gran capacidad, que contenía agua muy caliente e hirviendo;
luego comenzó a pronunciar palabras (que debían ser en idioma quéchua, que
nadie entendíamos), al parecer rituales, extendiendo ambos brazos y manos,
mientras se giraba para que el efecto
llegara a todos, sobre nuestras cabezas, y al mismo tiempo alternaba sus
bendiciones sobre la hirviente olla misteriosa.
Todos
estábamos sobre cogidos y nadie se atrevía a decir “esta boca es mía”; se podía
cortar el silencio en el aire, que reinaba en aquel aposento mágico.
La
majestuosa dama hizo una última advertencia con tono intimista y “religiosidad”
natural:
.........
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