soñé
seres de otros tiempos
del
Neolítico, del Cobre,
Romanos,
Moros ,Cristianos.
Hachas, lanzas y cuchillos
de
sílex, piedra y metal;
osos,
lobos y elefantes,
leones,
toros salvajes;
serpientes
y tarántulas
se
movían por doquier;
cavernas
bajo aquel Cerro,
sirviendo
como escondrijos
de
aquellos hombres de ayer,
el
grito de sus mujeres,
las
carreras de los niños,
y
de las graciosas niñas .
Soñé lagos subterráneos
de
aguas puras, cristalinas;
de
minas llenas de cobre,
columnas
de estalactitas
que llegaban hasta el suelo;
que llegaban hasta el suelo;
y
brillantes, esmeraldas,
oro
y plata, malaquitas;
figurillas
de marfil,
¡los Ídolos del lugar!,
y
toda clase de joyas.
Una roca, la más grande,
que
nadie pudo arrancar
sobre
su cumbre humeante,
Era mi sueño más bello;
sentirme
como un gigante,
sujetando
con mis brazos
aquel
inmenso diamante.
Necesito vuestra fuerza
para
soportar el peso;
quiero,
sí, contar con ¡todos! ,
mis
amigas y lectores,
para
compartir mi sueño
de
abrir el cofre de roca,
y
disfrutar con vosotros
el
contenido divino:
Una Fe inquebrantable,
una
Esperanza segura
y
el Amor interminable;
¡REGALO:
la ETERNA VIDA!
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