Granada es la ciudad del mundo a la que siempre es vuelve; y más cuando se
vuelve por motivos de:
AMISTAD, GRATITUD y AMOR A LA PROPIA CUNA.
Primer día:15 / 06 / 2.012: AMISTAD.
Acompañando a un amigo que, además, ha sido compañero de trabajo misionero
en tierras de un país querido al que felices dedicamos los mejores años de nuestro
sacerdocio estrenado allá entre gentes hasta hoy tan queridas habitantes
del Valle Sagrado de San Pedro de Lurín.
POEMA:
Bodas de oro de
José,
Presbítero López López,
a las ocho de la tarde
del quince, junio del doce,
Parroquia de San Rafael.
Don José
López y López,
“Pepe” para los amigos:
recuerdos de misionero
con sonrisas, golpe a golpe,
te recuerdo entusiasmado,
infatigable y valiente.
Como
trabajé a tu lado
y tu estuviste conmigo,
sé que eres hombre sincero,
abnegado y entregado
a la Iglesia por entero.
Siempre a lomos de la “Honda”
o de nuestro viejo “Búik”,
recorriendo los caminos
de San Pedro de Lurín
y lomas de la Tablada;
San Bartolo, José Gálvez,
Pucusána, Santa Rosa,
Pachacámac, Rinconada,
Puente Lurín, las Haciendas,
Punta Negra, Punta Hermosa,
y desde Atocóngo al Triunfo.
Tierras de
nuestra Misión.
Bendita tierra fecunda
de nuestro Valle Sagrado;
cuánto sudor y trabajo,
cuántas fatigas y lágrimas
nos costó arar, sembrando
los surcos de la besana,
de granos y de semillas;
para que, al pasar los años,
otros volvieran cantando
llevando prietas gavillas
a las trojes del Amado.
FORJADORES de
cultura:
Evangelio, Educación,
Colegios y Guarderías,
Institutos y Academias.
Aliviando las tristezas,
los estómagos vacíos,
y las hambrientas cabezas
de tantos y tantas jóvenes
inteligentes, inquietos,
queriendo aprenderlo todo.
Tareas
alegres, duras,
con el cuerpo y con el alma
con la cabeza y los pies;
recorrimos las campiñas,
las montañas y las playas,
orando siempre a la Niña,
nuestra Madre generosa,
la que nos llena de calma
en las horas escabrosas.
Con los
años a la espalda,
nuestra mano en el arado,
seguimos pisando fuerte,
en la hacienda y en el campo
del Dueño de nuestra viña,
que nos ha tocado en suerte.
Presbíteros
de la Iglesia,
sin fisura ni doblez,
sin DINERO y con AMOR,
llenos de humilde dulzura;
este es el mayor honor
que adorna nuestra vejez.
BODAS de
ORO, José:
cincuenta años celebrando
la Misa, que es nuestra vida,
Eucaristía a cualquier hora
y en la jornada, Energía.
Compartimos tu alegría
los que tanto te queremos,
ayer, hoy y mañana;
deseándote santidad,
junto a Cristo, nuestro TODO,
amigos y familiares,
feligreses, compañeros
de Sacerdocio y Misión,
que durante largos años
compartamos a tu lado
vida, gracias e ilusión.
No podemos
olvidar
a Tadeo, Jesús y Carlos,
Monjitas de Cristo Rey,
Trinidad y al Padre Ulpiano,
sangre tuya; amigo mío;
a Juan y los Catequistas,
que siempre y en todas partes
se portaron como hermanos.
Generosos, comprensivos,
sin odios y sin rencores
rebosando esplendidez.
Nuestra entrega
fue total,
al tratar a nuestros niños
y niñas de las Escuelas,
Catequesis
de Parroquias;
fueron siempre para todos
las “niñas” de nuestros ojos
y el mejor de los cariños.
LE PESE a quien LE PESE,
(si se molestare alguien),
ésta es nuestra grandeza:
TODO lo hicimos por EL.
¡Eternas Felicidades,
Don José López y López!
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