sábado, 30 de junio de 2012

OBSERVACIONES INTERMEDIAS, IV

 Consideraciones sobre los restos de culturas inteligentes y cuyas huellas permanecen, conocidas y olvidadas porque son incomprendidas.
Aparte de esas imágenes modernas y rebuscadas, que relacionan el papel intergaláctico de las Pirámides con los posibles viajes interplanetarios, que fueron ya posibles, o ¿tal vez reales? en un pasado, y cuyas huellas no son fáciles de traducir ni de borrar, y que serán también posible y ¿reales? en un futuro nuestro que ya está a la vuelta de la esquina; a lo que no debemos oponer resistencia alguna, sino todo lo contrario: colaborar en lo activamente posible y fácil a nuestro alcance.
Hasta aquí, todos debemos ser muy  respetuosos con aportaciones serias; por el contrario, debemos ser cautos con todos aquellos que, utilizando el engaño o el afán de notoriedad, no cesan de presentar teorías e imágenes montadas con trucos  y medios  ilícitos.
Las Pirámides están ahí, a la vista de nuestros ojos, tan maltratadas por las inclemencias del tiempo o con frecuencia pisoteadas sin respeto por los ávidos curiosos y turistas del momento.
Ante todo es imprescindible conocer esos “tesoros vivos” que ocupan zonas de nuestro Planeta clamando justicia y respeto y cargados de mensajes inteligentes de unos pasados nuestros, seres fuertes y venturosos, cuyas palabras escritas y dibujadas para nuestro bien, duermen con otros ideales en millones de ejemplares de libros en las estanterías de empolvadas bibliotecas de miles de ciudades, sin que nadie los abra; todos estamos colgados de ínernet, sencillamente porque es más sencillo y cómodo.
Puede que ya hayan pasado para siempre en la conducta  de algunos el uso habitual de los libros; pero corremos el riego de que algún día, no lejano, nuestras bibliotecas sean compañeras de viaje de las Pirámides y otras muchas expresiones de cultura.
Echemos un vistazo a los diferentes conceptos  de ver y concebir una pirámide:


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