Fe, Esperanza y Amor
Somos
hijos de la vida,
del
trabajo, del sudor
de
la frente de los hombres,
de
la tierra, de la luz,
del
calor y de las aguas
que
pisamos,
que
nos cubren y nos sacian;
somos
hijos del dolor,
de
los partos femeninos,
entre
lágrimas y gritos,
de
preñadas
por
amor.
Hemos
andado caminos,
pedregosos
y escarpados;
hemos
cruzado mil mundos
amigos,
brazos abiertos;
hostiles
y peligrosos;
hemos
cruzado fronteras
sin
papeles,
sin
permiso,
sin
tener más familiares
que
las gentes del lugar,
donde
nuestros huesos rotos
nos
dejaban descansar.
Hemos
mirado de envidia
los
campos llenos de trigo,
de
frutas y de maíz,
hambrientos
sin poder más,
nos
hemos tirado al suelo
inanimados,
quizás;
nos
han robado la fruta,
las
bellotas,
las
espigas estrujadas;
no
eran para nosotros,
(humanos
sin dignidad);
eran
para engordar cerdos.
Hijos
pródigos errantes,
sin
padres reconocidos
capaces
de perdonar
ni
los pecados,
ni
los olvidos,
ni
la ignorancia culpable,
ni
la observación de leyes,
justas
o injustas;
(da
igual)
nos
han dejado tirados
en
la cárcel o en la calle,
“somos
carne de cañón”.
En
la noche de la historia,
del
planeta y la galaxia,
se
encendió una Promesa
de
Luz, Paz, Resurrección;
pero
“los sabios” de siempre,
los
dueños de la verdad
del
dinero,
del
terreno,
de
sus frutos
y
ganancias,
utilizando
el ingenio,
mataron
nuestra Esperanza.
Cayeron
emperadores,
gobiernos
y militares,
cayeron
los monumentos,
las
fortalezas;
se
derrumbaron palacios,
templos,
civilizaciones;
la
Vida del mundo entero,
la
vista de muchos ciegos,
el
Anuncio de la Paz,
de
la Justicia a los pobres;
todo
quedó suspendido:
¡
Mataron al Mensajero !
---------
¿ QUÉ ESPERAMOS ?
.............
(continuará)
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