domingo, 1 de abril de 2012

"A VECES OCURRE"

(Amigos sin pretenderlo,  ....perdón, y... gracias.)

Al bajar de la Colina y empezar a callejear de camino a 
mi hotel  situado justo en frete del  Quirinal, me 
sorprendió ver una calle que ofrec´ía  un aspecto 
diferente.

Tooda ella estaba convertida en terraza, con muchas 
macetas; las mesas vestidas de restaurante preparadas
para cenar; lo que más me llemá la atención, fue el 
especial atractivo que ofrecía la linda y curiosa 
iluminación que sin ser elctrica, daba  un tono especial 
y un vetusto aspecto de siglos imperiales y cristianos
primitivos.

Las paredes estaban adornadas con antorchas prendidas
en toda su extensión, y había un claro y agradable aroma 
de aceite quemado.
    
El copioso público, de aspecto elegante, casi llenaba 
las mesas; como encontré sitio en una de ellas, me senté 
dispuesto  a  cenar y disfrutar de aquel ambiente tan 
bonito, romántico y tan romano.

En seguida comenzaba el servicio de platos, ocupando 
las mesas con exquisitos manjares de aspecto riquísimo.

De pronto sonó una maravillosa  melodía anunciando la 
llegada de los afortunados anfitriones  de aquella 
extraordinaria cena/banquete: una pareja de novios 
recién casados entraba entre calurosos aplausos de los 
apuestos comensales, entre  los que me encontraba, 
desde ese preciso momento, confundido y avergonazado 
por mi crasa e inocente erronea  equivocación.

Como ya no había remedio, opté por seguir el juego y 
cenar agusto y  resueltamente de aquella imprevista 
comida de una boda a la que no estaba invitado; habría 
sido peor hacerme ver entre tanta solemnidad.

La ensalada, adornada y sazonada con una crema 
deliciosa y un plato con una especie de finos y copiosos
escalopines   acompañados de una salsa verde, dorada
y sabrosa, tomando de postre una semitarta de queso 
sobre  un delgado bizcocho con fresa y arándalos que 
tomamos acompañado de un café esquisito italiano.

¡Ttodo un éxito nupcial!.

Entendí entonces que no me tenía que arrepentir de
haberme equivocado;  en este momento no cabían 
lamentaciones.


Mi error en el momento de sentarme, pertenecía al
puro pasado, cuando me senté a la mesa pertenecía 
a una historia ya olvidada..

"A lo hecho, pecho" - me dije -;  arreglé el entuerto,
metiendo 1.500 liras en un sobre, y felicitando a los 
novios, dando además un beso a cada uno de ellos,
mientras les decía:

“FELICIDADES, CARÍSIMI”; BONA SERA”

Nadie dijo cosa alguna; creo que nadie se dio cuenta
de mi inadvertida intromisión.

Logré lo que pretendía: descansar y sentirme agusto; 
lo de la boda fue algo inesperado y me ayudó a dormir
como un ángel.


No hay comentarios:

Publicar un comentario