“SI ASÏ ES
EL CIELO POR FUERA;
¿¡CÓMO SERÁ
POR DENTRO !?”
-
decía
el niño aquel –
La nueva
habitación tenía varias características:
1)
era
la primera en el pasillo;
2)
estaba
al lado del Rectorado;
3)
pero
su máximo valor, era estar
orientada al
oeste,
abierta
a toda la extensa, bella y famosa
VEGA DE GRANADA. ÚNICA EN EL MUNDO.
Esto
significaba poder disfrutar cada tarde las
siempre diferentes y coloridas Puestas de Sol
más hermosas
del mundo: un
sueño hecho
realidad: contemplar un conjunto de belleza
sincronizada, multicolor, saturando el ambiente
sincronizada, multicolor, saturando el ambiente
de aromas y
filigranas espirituales y maravilla
natural:
Abierta la
vista al cielo,
sobre la
melena gris
de las montañas,
de las montañas,
descansando
sobre el verde selva
de sus
frondosas alamedas.
Coronada con las perlas blancas
de su Sierra Nevada,
mora y cristiana.
Mirando por los ojo,
siempre abiertos,
de la Alhambra.
Tan antigua como España;
tan moderna como su espacio
y sus actuales esquiadores.
Se te acerca el horizonte
engalanado
de luz
hecha
jirones de color
y salpicada
de arco iris
desfigurado
por el viento
y filtrado
por las nubes.
Como si el
Amor infinito de Dios
se hubiese
materializado aquí.
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