LA CASA DEL BLANCO Y EL NEGRO
En el tiempo de mi infancia no había televisión en color, ni en blanco
y negro; todo el color estaba sólo en la naturaleza viva y directamente
contemplada; la vida era en color.
A finales de Septiembre del año 1.939 empecé a vivir en la cortijada
de Malagón a laque se trasladaron mis padres, hermanas y hermanos,
para trabajar una finca de labor, media tercera parte de la cortijada; las
tres fincas de Malagón eran atendidas por seis familias de labradores;
allí viví hasta primeros de febrero de 1962, en que salía rumbo aPerú
como Misionero, Sacerdote cedido por el Obispo de Guadix (Granada)
a la Arquidiócesis de Lima y bajo la autoridad oficial del Cardenal Juan
Landázuri Riquet, a la sazón Arzobispo de Lima y Primado del Perú;
allí terminé mi Licenciatura en Teología.
Justo al lado del cortijo Malagón había un cerro que desde muy niño
llamó mi atención de forma singular; era para mí como un talismán
sagrado que me atraía y sugería unos deseos incontenibles de visitarlo,
pisar sus laderas, oler sus aromas a tomillo, romero, bojas, encinas,
retama, madreselva y te de roca, tan abundantes en sus laderas y en las
rocas de su cima.
Cuando apenas contaba seis años, viajando con mi madre de Tarifa a
Malagón, pude ver cómo en la cima del cerro salían humo y llamas,
con la particularidad de que en aquel lugar no se veía persona alguna;
aunque dicha visión no tuvo consecuencia alguna, me impactó hasta
el punto de dejarme marcado para siempre y hasta hoy.
El día 5 de noviembre de 1961 oficié mi segunda Santa Misa, ya como
Sacerdote recién ordenado, y elegí aquel lugar físico y psicológicamente
tan atractivo para mí por su carga sagrada. Concebí entonces la idea de
llegar a construir allí una ermita dedicada a la Virgen de las Nieves, por
razones de gratitud y honor a la persona dueña entonces del expresado
cerro, altar y fortaleza durante miles de años que sus peñas han sido
testigos y cumbre espiritual de tantos seres humanos que desde la
Prehistoria hasta nosotros han y hemos vivido el misterio de su cumbre.
(Continuará)....
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