1) Puntos, gozosos, de muerte:
En ese punto vital,
en que la mente coincide
con los instintos del cuerpo,
y la fuerza del espíritu
vuela veloz, sideral;
sin temor ni cobardía,
con arrojo y valentía,
como el sabio y exegeta,
como un investigador
que busca sabiduría.
En las fibras de la historia,
las huellas y coordenadas,
imborrables, invencibles,
de las piedras, sin memoria,
de monumentos y altares,
de que está llena la tierra,
que, dentro, fuera y arriba,
se manifiesta y aboga,
dando gritos silenciosos,
defendiendo la verdad
de aquellos que las pusieron,
como firmas, al marchar,
con la muerte de por vida,
sin fin en la eternidad.
Son tantas las coincidencias,
los signos de identidad,
los secretos invisibles
las riquezas intangibles
los letreros ilegibles
en sus columnas y tumbas,
huecos de sus pirámides,
líneas de Nazca y Tassilli
de viajeros, navegantes
de otros planetas lejanos,
en los desiertos y mares,
los pozos de arena en Tebas,
bajo la muralla china,
Jardines de Babilonia,
el oro de nuestros Incas,
en tants mortaja azteca,
en los cuerpos enterrados
de Moais Rapa Nuís
“juguetes de los gigantes”?,
(¡decían los niños de allí!)
Los códigos culturales,
comunes de todos ellos,
y todo lo imaginable,
que aún nos queda por ver,
de los antiguos nativos
de la tierra, o visitantes,
o de otros mundos perdidos
de las galaxias vecinas.
.........
2) Puntos, gloriosos, de vida:
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