miércoles, 11 de abril de 2012

RAPA NUI, ISLA DE PASCUA, 9 y 10


4) ZONA DE HATU HI

Llegamos a la zona de Hatu Hi en que se puede 
visitar el  volcán Rano Karaku  uno de los más 
importantes de la Isla, porque de sus canteras se 
extrae la roca volcánica roja que los fabricantes 
de los moais utilizaban para los birretes o 
sombreros (llamados pukao), que adornan, a 
uno o a varios moáis de ciertos grupos, por 
razones de distinción y categoría, ya que los que 
los  usaban llevan unos adornos en las orejas y 
contaban con una añadida consideración especial 
y quizá  tenían un carácter sacerdotal y relación 
con la divinidad.

Lugar muy atractivo por la cantidad de moáis en 
las laderas y los que están situados inacabados en 
las propias canteras; algo imprevisto impidió a sus 
fabricantes romper el cordón espinal (en este caso) 
para situarlos en su  lugar de destino; ¡ menuda 
tragedia la de ese día !


5) ZONA DE POIKE,

La más oriental y formando la punta extrema este 
de la Isla. 

Pasamos por el valle y la parte más estrecha del 
territorio hasta llegar al mar noroeste, donde hay 
cantidad de moáis en Te Pito, Te Henua; pasamos, 
vimos y comimos en torno a las playas color 
turquesa  camino de Ana kena; curiosas son  los 
plataneros saliendo de las rocas.

Era ya tarde y volvimos por el mismo recorrido 
hasta Hanga Roa para descansar y estar hábiles y 
fuertes para el lunes, último día completo en estos 
parajes volcánicos de tierras escarpadas y secas, un 
tanto áridas, pero cargadas de misterio, magia y su 
encanto natural que hacen del lugar un mundo  que, 
parte de sus moáis y simpáticos nativos, llenan la 
perspectiva más exigente de sus variados visitantes,  
turistas del mundo entero.

En la tarde, yo me dediqué a contemplar otra serie 
de uno de los espectáculos que más aprecio en las 
bellezas naturales del Planeta que nos toca habitar 
en nuestra vida: ALGUNAS puestas de sol; ese día 
el océano estaba calmado hasta parecer un espejo, y 
se reflejaba la luz del astro rey mientras se iba 
recostando en el líquido horizonte; una visión que 
puedo y debo calificar de única; clima y colorido, 
aguas y cielos “infinitos”, oro derramado sobre los 
tejados, la playa y los campos de Hanga Roa; y en 
seguida que empezó a obscurecer, se encendieron 
miles de millones de puntos luminosos en la noche 
rapanuí, presididos por esa “otra estrella polar del 
hemisferio sur” de la Vía Láctea, donde vivimos, en 
que sufrimos, gozamos y amamos, esa luminosa 
pícara constelación que guía al navegante,pastor y 
agricultor de medio mundo, la constelación que se 
gloría en ser la más enamoradiza, protectora y la
redentora:  “LA CRUZ DEL SUR”.

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