4) ZONA DE HATU HI
Llegamos a la zona de Hatu Hi en que se puede
visitar el volcán Rano Karaku uno de los más
importantes de la Isla, porque de sus canteras se
extrae la roca volcánica roja que los fabricantes
de los moais utilizaban para los birretes o
sombreros (llamados pukao), que adornan, a
uno o a varios moáis de ciertos grupos, por
razones de distinción y categoría, ya que los que
los usaban llevan unos adornos en las orejas y
contaban con una añadida consideración especial
y quizá tenían un carácter sacerdotal y relación
con la divinidad.
visitar el volcán Rano Karaku uno de los más
importantes de la Isla, porque de sus canteras se
extrae la roca volcánica roja que los fabricantes
de los moais utilizaban para los birretes o
sombreros (llamados pukao), que adornan, a
uno o a varios moáis de ciertos grupos, por
razones de distinción y categoría, ya que los que
los usaban llevan unos adornos en las orejas y
contaban con una añadida consideración especial
y quizá tenían un carácter sacerdotal y relación
con la divinidad.
Lugar muy atractivo por la cantidad de moáis en
las laderas y los que están situados inacabados en
las propias canteras; algo imprevisto impidió a sus
fabricantes romper el cordón espinal (en este caso)
para situarlos en su lugar de destino; ¡ menuda
tragedia la de ese día !
5) ZONA DE POIKE,
La más oriental y formando la punta extrema este
de la Isla.
Pasamos por el valle y la parte más estrecha del
territorio hasta llegar al mar noroeste, donde hay
cantidad de moáis en Te Pito, Te Henua; pasamos,
vimos y comimos en torno a las playas color
turquesa camino de Ana kena; curiosas son los
plataneros saliendo de las rocas.
de la Isla.
Pasamos por el valle y la parte más estrecha del
territorio hasta llegar al mar noroeste, donde hay
cantidad de moáis en Te Pito, Te Henua; pasamos,
vimos y comimos en torno a las playas color
turquesa camino de Ana kena; curiosas son los
plataneros saliendo de las rocas.
Era ya tarde y volvimos por el mismo recorrido
hasta Hanga Roa para descansar y estar hábiles y
fuertes para el lunes, último día completo en estos
parajes volcánicos de tierras escarpadas y secas, un
tanto áridas, pero cargadas de misterio, magia y su
encanto natural que hacen del lugar un mundo que,
parte de sus moáis y simpáticos nativos, llenan la
perspectiva más exigente de sus variados visitantes,
turistas del mundo entero.
En la tarde, yo me dediqué a contemplar otra serie
de uno de los espectáculos que más aprecio en las
bellezas naturales del Planeta que nos toca habitar
en nuestra vida: ALGUNAS puestas de sol; ese día
el océano estaba calmado hasta parecer un espejo, y
se reflejaba la luz del astro rey mientras se iba
recostando en el líquido horizonte; una visión que
puedo y debo calificar de única; clima y colorido,
aguas y cielos “infinitos”, oro derramado sobre los
tejados, la playa y los campos de Hanga Roa; y en
seguida que empezó a obscurecer, se encendieron
miles de millones de puntos luminosos en la noche
rapanuí, presididos por esa “otra estrella polar del
hemisferio sur” de la Vía Láctea, donde vivimos, en
que sufrimos, gozamos y amamos, esa luminosa
pícara constelación que guía al navegante,pastor y
agricultor de medio mundo, la constelación que se
gloría en ser la más enamoradiza, protectora y la
redentora: “LA CRUZ DEL SUR”.
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