AQC,
0978, viernes 24--III-2017
ASÍ
OCURRIÓ, 18.
El
día 1 de octubre, se incorporan un numeroso grupo de nuev@ss alumn@s y
cuatro nuevos Educadores, los hermanos María Dolores y José María Moreno
Guzmán, esposa y cuñado de Antonio Gómez, Sor Emilia y Señorita Pilar.
Fue
necesario adquirir diez máquina de escribir, marca Olivetti que, mi amigo señor
Montesinos, me entregó para pagar a plazos, con las que la Señorita Isabel pudo
comenzar sus clases de Mecanografía y Taquigrafía con un grupo de señoritas y
jóvenes
De
la villa de Alcobendas, con tal éxito que fue necesario adquirir diez máquinas
más y dedicar más horas de prácticas y aprendizaje, para poder adquirir el
correspondiente Titulo, tras examinarse, escribiendo 150 caracteres por minuto
y a ciegas.
Sl
12 de octubre, como Sacerdote misionero, acompañé a la comunidad de vecinos del
barrio de la Zaporra, en una diminuta capilla dedicada a Nuestra Señora del
Pilar; recordé tantos momentos vividos con mis nunca olvidados incas de la
Misiónsen San Pedro de Lurín, cuando celebraba sobre un altar de cemento en
medio del desierto para los domingueros de LA Tablada, o sobre el altar de los sacrificios de las Vírgenes
del Sol en el corazón de la Ciudadela de Machu Pichu.
Fue
un día excepcional; la gente de ese barrio, donde la tierra se vendía a tres
pesetas el metro cuadrado (2/3 céntimos de Euro), nadie, empezando por mí,
podía adquirir sesenta metros para hacerse una casuca.
Eso
era nada, comparado con el corazón sin límite de sus habitantes; vivían donde
nadie quería ir; pero ell@s no pasaron de largo, como hacían sus pueblos vecinos,
en cuyos dos terrenos municipales se asentaba y sigue estando el barrio, al que
acuden sin rubor.
Fue
impresionante ver las lágrima de grandes y pequeños, rogando que volviera todos
los domingos y Festivos.
Les
prometí ayuda espiritual y asistencia escolar; lo único que tenía.
Esa
misma semana, acudió a la Dirección del colegio, una señora del barrio; ,e
contó que su esposo era albañil; habían estado en un país europeo varios años,
donde les había nacido un niño; pero tuvieron dos desgracias irreparables, la
muerte prematura de su hijo, a los tres años de edad y la pérdida de un ojo de
su marido, al caerle un poco de cemento
recién hecho..
Volvieron
a España, compraron un terreno en dicho barrio de la Zaporra y con el dinero
que habían harrado se construyeron una pequeña vivienda y un nave de dos
plantas; con lágrimas en los ojos, me dijo:
“Padre,
aunque somos pobres, hemos decidido dedicar la nave a dos clases para niños de
edad escolar en este barrio abandonado de todos; deseamos que nos mande dos
profesores y seremos felices viendo en estos alumnos al hijo que perdimos.”
¿Quién
podría negarse ante la grandeza de alma de personas tan desprendidas de lo poco
que tenían, para ponerlo a disposición de los demás, tan generosamente?
Disculpen las molestias, wnviernes, 24-III-2017, estuve de médicos; todo va bien, GRACOAD.
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