sábado, 25 de marzo de 2017


AQC, 0978,  viernes 24--III-2017

ASÍ OCURRIÓ, 18.

El día 1 de octubre, se incorporan un numeroso grupo de nuev@ss alumn@s y cuatro  nuevos Educadores, los  hermanos María Dolores y José María Moreno Guzmán, esposa y cuñado de Antonio Gómez, Sor Emilia y Señorita Pilar.

Fue necesario adquirir diez máquina de escribir, marca Olivetti que, mi amigo señor Montesinos, me entregó para pagar a plazos, con las que la Señorita Isabel pudo comenzar sus clases de Mecanografía y Taquigrafía con un grupo de señoritas y jóvenes
De la villa de Alcobendas, con tal éxito que fue necesario adquirir diez máquinas más y dedicar más horas de prácticas y aprendizaje, para poder adquirir el correspondiente Titulo, tras examinarse, escribiendo 150 caracteres por minuto y a ciegas.

Sl 12 de octubre, como Sacerdote misionero, acompañé a la comunidad de vecinos del barrio de la Zaporra, en una diminuta capilla dedicada a Nuestra Señora del Pilar; recordé tantos momentos vividos con mis nunca olvidados incas de la Misiónsen San Pedro de Lurín, cuando celebraba sobre un altar de cemento en medio del desierto para los domingueros de LA Tablada, o sobre  el altar de los sacrificios de las Vírgenes del Sol en el corazón de la Ciudadela de Machu Pichu.

Fue un día excepcional; la gente de ese barrio, donde la tierra se vendía a tres pesetas el metro cuadrado (2/3 céntimos de Euro), nadie, empezando por mí, podía adquirir sesenta metros para hacerse una casuca.

Eso era nada, comparado con el corazón sin límite de sus habitantes; vivían donde nadie quería ir; pero ell@s no pasaron de largo, como hacían sus pueblos vecinos, en cuyos dos terrenos municipales se asentaba y sigue estando el barrio, al que acuden sin rubor.

Fue impresionante ver las lágrima de grandes y pequeños, rogando que volviera todos los domingos y Festivos.

Les prometí ayuda espiritual y asistencia escolar; lo único que tenía.

Esa misma semana, acudió a la Dirección del colegio, una señora del barrio; ,e contó que su esposo era albañil; habían estado en un país europeo varios años, donde les había nacido un niño; pero tuvieron dos desgracias irreparables, la muerte prematura de su hijo, a los tres años de edad y la pérdida de un ojo de su marido, al caerle  un poco de cemento recién  hecho..

Volvieron a España, compraron un terreno en dicho barrio de la Zaporra y con el dinero que habían harrado se construyeron una pequeña vivienda y un nave de dos plantas; con lágrimas en los ojos, me dijo:

“Padre, aunque somos pobres, hemos decidido dedicar la nave a dos clases para niños de edad escolar en este barrio abandonado de todos; deseamos que nos mande dos profesores y seremos felices viendo en estos alumnos al hijo que perdimos.”

¿Quién podría negarse ante la grandeza de alma de personas tan desprendidas de lo poco que tenían, para ponerlo a disposición de los demás, tan generosamente?

Disculpen las molestias, wnviernes, 24-III-2017, estuve de médicos; todo va bien, GRACOAD.

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