A.Q.C., 0965. ASÍ OCURRIÓ. 07. 7III-2017:
Aprovechando los días de vacaciones
navideñas, me desplacé a Granada.
Habían transcurrido 6 meses, entre
matrículas y mensualidades, nuestros
ingresos eran los siguientes:
50 alumnos:
A. INGRESOS por alumno:
-
Matrículas( 50
Pesetas, c/u)………………………2.500 Pesetas
-
Mensualidades (
150 “, c/u)………………………7.500 “
Total
Ingresos…………………………………..>10.000 “
Mensuales
B. GASTOS mínimos por trabajadores y
alquiler:
- 1.000
Pesetas por persona……………………………….3.000
“
- 80 metros cuadrados de
local……………………………12.000 “ Mensuales
- Un mes de fianza/a
devolver/……………………………12.000
Total gastos mínimos……………………………>27.000 “
C. DIFERENCIA acumulada
mensual…………………………>-17.000 Pesetas
Conclusión a la vista:
Si aplicamos estas cifras a los seis meses
transcurridos, son: -102.000 negativos.
Era evidente que el Centro Educativo, un
bebé de seis meses, no resultaba ser tan rentable como para dormirse en los
laureles; se imponía una economía de guerra, contra el hambre y contra el
fracaso empresarial de nuestros sueños.
Mi viaje a Granada, tenía como objeto dar
un abrazo al hombre que, desde su ser de rico terrateniente andaluz, había
pagado todos mis estudios, de Bachillerato, de Filosofía y Teología en el Campus
Universitario de Cartuja la Nueva..
Conocedor
de su generosidad, otorgando sus donaciones a las Instituciones, subscribiendo
Becas de estudio y repartiendo su riqueza y heredades entre las gentes
necesitadas, estaba esperanzado en conseguir su colaboración.
Le encontré, viviendo con su esposa, en un
apartamento, en el interior de un convento de Religiosas, costeado por él, a
cambio de envejecer y morir ambos, atendidos por la institución, ya que ellos
no tenían hijos ni herederos directos; tras un fuerte y caluroso abrazo, que
duró varios minutos, el matrimonio me invitó a hospedarme en su casa y me dijo,
no sin dificultas, debido a que padecía de un cáncer de garganta:
“Llegas en un momento providencial, según
los facultativos, me quedan menos de 30 días de vida; ya que tu eres como un
hijo para nosotros, te ruego que me dediques un tiempo para prepararme a morir
dignamente, con paz espiritual, ayudándome en el arrepentimiento u perdón de
mis pecados; nosotros pagamos tu carrera sacerdotal y es justo que tu nos
atiendas; ahora soy yo quien te necesita.”
Los quince días de mi permanencia con mis
bienhechores, fue una de las
experiencias sacerdotales más hermosas, aleccionadoras y satisfactorias de mi
vida.
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