TESTIGOS PRESENCIALES, 2

AQC. 1.138

Lo que escribí ayer, fue superado con creces, cuando por la tarde, la manifestación de hombres y mujeres, llenaban las calles y plazas  de las  grandes ciudades de nuestro territorio nacional.

No sólo en España; todo nuestro Planeta se alzó en una gesto de amor a las abuelas, madres, hijas y nietas, celebrando el Día Universal de las Mujer.

Un acontecimiento sin precedente en la gran Historia de la especie humana, pocos han sido los que han mirado hacia otro lado; la inmensa mayoría de los hombres han visto con admiración y simpatía el rostro iluminado de niñas, jóvenes y adultas,  reflejando el sueño de un futuro mejor.

Muchas y excelentes son la promesas de nuestros políticos, hombres y mujeres, de todas las siglas; esperamos que cesen en su empeño de dar cumplimiento a sus palabras, por la senda del olvido.

Y… ¡por favor! Cuidemos nuestro lenguaje; las palabras ofensivas a los oídos y al buen gusto, hieren con más crueldad que una espada de dos filos, como veremos más adelanrte.

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