AQC. 1.151
ALTIPLANO ORIENTAL DE GRANADA, 07
Cuando en octubre de 1949, ingresé en el Seminario
Conciliar de San Torcuato, en Guadix, obtuve 9,5, como nota de calificación
para el Ingreso en Primer curso de Bachillerato.
Nadie, ni yo mismo, podía comprender cómo un niño, que
desde los cuatro a los casi quince años de edad, había estado guardando el
ganado, podía haber adquirido tantos conocimientos.
Creo que, por la vida de trabajo infantil, que tuve
que afrontar, el dolor, las dificultades continuas y peligrosas, me hicieron
crecer más por dentro o que por
fuera, pues, en realidad fui un niño enclenque, hasta pasar la pubertad.
Desde el verano
siguiente, 1950 al final de la carrera, en 1961, dediqué durante los periodos
de vacaciones, a dar clase a mis vecinos
y vecinas, de forma gratuita; ya apuntaba el desapego al dinero que, a pesar de
los apuros y el hambre que he pasado, sin culpa de nadie, me empujaba a imitar
al Cristo Pobre del Evangelio que siempre proclamo, como CODIGO de vida, que
intento imitar, y no llego a conseguirlo; tal es mi debilidad.
Él, según los textos
escritos, jamás llegó a tocar moneda alguna.
La verdad es que dos años antes, mi amigo Ángel, hijo
de uno de los propietarios de la cortijada, me entregó una Enciclopedia
Álvarez, su libro de los estudios que él no quiso hacer; durante dichos dos
años de lectura diaria se me había albergado en el cerebro.
…
No hay comentarios:
Publicar un comentario