viernes, 2 de marzo de 2018


AQC. 1.132
ALTIPLANO ORIEMTAL DE GRANADA, 04

En el Altiplano de nuestros amores, aventuras y recuerdos, aún permanecen latentes, algunos episodios que marcaron nuestras de una forma singular; supongo que, igual que yo, todavía recorren, más o menos ágiles las calles, los bares y la Iglesia de nuestro inolvidable Cúllar; y sus alrededores; de los que fuimos niños niñas y jóvenes; los que hoy aún conservamos memoria de aquellos benditos años:

Por los vericuetos rincones y pinares anda una banda de fugitivos de posguerra, a las órdenes de un experto en armas, escurridizo y vivaz para no caer en las garras del régimen, al no lo bastaba hber ganado las batallas y seguía persiguiendo a sus enemigos;así fue y así lo recordamos.

Escondidos y durmientes de día, recorrían, de noche los aledaños campos, entre barrancos, praderas, sembrados y fuentes, tratando de conseguir consuelo a sus estómagos vacíos.

Una noche obscura y frío de febrero/42, arrastrando por la orilla de la rambla vecina, llegaron hasta los pastores y, ordenando silencio bajo la mirada amenazante de sus pistolas, el Carbonero y sus hombres,:

“No teman, sólo queremos cuatro panes, dos quesos, un jamón y una  garrafa de vino; ustedes se quedan con nostros hasta que los niños lleguen con lo que hemos pedido; sus vidas dependen de que todo salga bien y en el menos tiempo posible.”

Mi padre nos dio las instrucciones precisas: “sólo debéis hablar a nuestras  madres, para evitar males mayores; ellos tienen armas de fuegos y nosotros no; son asesinos; haced lo piden cuanto antes y callad.”

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