NUESTRO COLEGIO
“Isabel Rosillo- Santo Ángel”
AQC. 1.0035
ASÍ OCURRIÓ, 62
B)
Adultos de 15 a 75 años, de ambos sexos: 320+/-
-
Mecanografía e idiomas, de 17 a19 h. 60 y 30 al.
-
Taquigrafía, de 19 a 20 h. 30 al.
-
Secretariado, Contabilidad y E,G.B. Adultos, de 20 a 22 h.
70 al.
-
Judo, Kárate, Danza, Masajes, Sauna, de 17 a 22 h. 130 al.
-
Disponíamos de Gimnasio para todos los alumnos, lo que era
exclusivo, en ese momento, en nuestra zona.
EL TESORO,
10:
Maimónides,
se entristeció, pero continuó su relato, del que era protagonista y, a la vez,
un reo de robo y fraude, doble, por no haber declarado el encuentro de un tesoro, con el ocultamiento ante los dos
países implicados e interesados:
“Jamás se me
ocurrió declarar tal hallazgo, por creer, y estar convencido, de la injusticia
cometida con mis antepasados, que se vieron obligados a privarse de todo cuanto
ellos habían ganado con su trabajo, durante los ocho siglos de estancia en la
Península ibérica y quinientos años de penuria, escasez y hambre en las barrios
bajos y arrabales del norte de África, entre Marruecos, Tetuán y el desierto
del Sahara.
Durante
veinticinco años, mi madre, Celinda, aquella linda chica de Olías, me había
inculcado la Fe en Jesús, el Hijo de María, que tan buena consideración y
estima tienen en el credo de los musulmanes y el Corán, por lo que, algún día
yo debería ser bautizado y ser cristiano como ella.
Cuando yo,
siguiendo los pasos de mi padre, obtuve el TESORO, vine a conocer a la familia
de mi santa madre, cuyos descendientes seguían su labor de agricultores en las
tierras heredadas de sus antepasados en Olías; entre ellos vi a una muchacha,
que era la exacta imagen de la juventud de mi madre.
Haciendo
repetir la historia, quise probar mi suerte; le rogué un baso de agua, que ella
me ofreció en una botella de plástico, diciendo:
“Es agua
comprada, ¿sabes?, y está muy fresquita, por el frigorífico; el pozo, debido a
la sequía de los últimos años, se secó; dicen que esta es mejor, pero como la
del pozo no hay ninguna.”
Le pregunté
su nombre; ella bajando los ojos, ruborizada y sonriendo, me dijo con una suave
humildad:
“Mi nombre
es Celinda, como la abuelita, a la que `pr mi edad no conocí, la que un día desapareció sin dejar rastro”.
Me derrumbé,
como un niño; ya no me podría enamorar de ella, si era nieta de mi madre.
…
RdF.: 20
La realidad
material, sustento y soporte de nuestra realidad personal, intelectual y
mental, merece la dedicación precisa para descubrir la importancia que tiene en
el campo de la investigación científica.
…
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