jueves, 26 de julio de 2012

SUEÑOS INSÓLITOS, 14


Volví sobre tus pasos, sí.
Me temblaba la mirada
al cruzar tus callejuelas;
estaban como encantadas
las fuentes casi sin agua,
donde mis labios besaron
la tersura de tu piel;
sentí el fuego en mi mejilla,
y el calor de tu pasión
puso de rojo mi frente
y pálido mi semblante;
apoyé mi fría espalda
sobre el musgo de aquel muro
testigo del amor brujo
de aquel platónico abrazo,
que sembró de rosas blancas,
de azahar y de jazmines,
tus pechos y mi regazo.
Sentí vergüenza al pensar
que tu lance apasionado
no tuvo respuesta en mí;
¡tanto era lo que te amaba
y el respeto de mi honor!
Por tu candor virginal,
que entre el aire del naranjo
y tus brazos de amapola,
se fue volando en la brisa
como una nube de espuma,
que en el espacio infinito
rasgó el cielo y no volvió.
Cada noche en la penumbra
clavo llorando mis ojos.
en tus  lágrimas de niña;
se asoman tus besos perla,
y en el centro de mi vida
dejan escrito: “mi amor”.
 

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