viernes, 6 de julio de 2012
GLOSDANDO A PITÁGORAS, 6
6.- ¡Adelante pues, amigo!
ponte al trabajo enseguida,
no sin antes elevarte
y hacer un ruego a los dioses,
que te conduzcan con tino
a completa perfección.
Si observas bien estas cosas,
reconocerás el orden
que reina entre los dioses,
y, por dioses, inmortales;
también los hombres mortales,
en qué se separan cosas
y en qué las cosas se unen.
Y sabrás, como es justo,
la Naturaleza es una,
y la misma en todas partes,
para que tu no esperes
lo que no hay que esperar;
que nada, aquí y allá,
quede oculto a tus ojos.
Conocerás a los hombres,
víctimas de tantos males,
que ellos mismos se imponen;
tan ciegos ante los bienes
que les rodean y afectan,
que ni los oyen ni ven;
y son pocos los que saben
librarse de las desgracias.
Tal es el triste destino
que tanto estorba al espíritu
de los ingratos mortales;
como cuentas infantiles
ruedan de uno a otro lado,
oprimidos y aplastados
por males innumerables;
porque, sin bien advertirlo,
los castiga la DISCORDIA,
que es la triste y natural
compañera de sus vidas;
no le puedes provocar,
sino, antes, cederle el paso
y, corriendo, huir de ella.
.......
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario