miércoles, 11 de julio de 2012

COMPARTIENDO VIDA Y MUERTE, XV, 7

 7)  Este es el amor humano.
No se compra ni se vende;
se le encuentra y se regala,
pero siempre se comparte;
de lo contrario, se aja.
    Yo nunca busqué mujer;
pero El me la mostró,
porque pudo y porque quiso:
miles de mujeres bellas
se cruzaron en mi vida;
pero ninguna tenía
la estrella gemela mía.

    Una sencilla doncella,
humilde cual la violeta
que se encuentra entre las hojas,
y es muy difícil verla,
si el perfume no percibes.

    Fue mi vacación de hombre,
ser Sacerdote y Marido
como Jesús enseñó;
mostrándonos el camino
cuando escogió a los suyos
entre casados y amigos;
y en eso, no hubo pecado,
sino la gracia divina,
como dice el Evangelio;
la Castidad es un voto
de amor temporal y eterno:
el formar una Familia,
con la bendición del Cielo.
    Ella es la mujer perfecta,
la más bonita del mundo,
tanto por fuera y por dentro,
ella es la perla que hallada
nadie consiente perderla,
ella es un “todo terreno”
ella es la mejor esposa
que el Planeta conoció.
 .......

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