desde hoy vamos a seguir en el sendero con renovadas energías:
“Visitas
inesperadas”
Viniste sin ser llamado
hasta
el borde de mi vida;
me
besaste en el silencio
de
noches interminables,
laceraste
silencioso,
entre
agresivo e intenso.
Las células moribundas
de
mi cuerpo medio herido,
han
soportado el tirón
de
los virus infecciosos,
de
tus tristes compañeros.
Has sido muy generoso
al
recrearte conmigo,
me
has tratado con rigor
en
esta larga visita
en
que de forma exclusiva
has
disfrutado a mi lado
como
del mejor amigo.
Te has fundido con la fiebre
de
mi ser, casi no siendo;
me
has identificado,
en
el sufrimiento activo,
con
ternura preferida,
hasta
dejarme dormido
en
tus brazos infinitos;
no
he rechazado tus mimos,
ni
la crueldad de tus uñas:
tu
pasión, mi padecer,
tu
ilusión y mi querer,
tu
respiración cortada.
No se ni cuando te has ido
ni
si has cerrado la puerta;
he
percibido tu ausencia
en
los rasgos de tu olvido;
mi
cuerpo recuperado
me
trasmitió tu mensaje.
Gracias, por esta visita,
me
encuentro mucho mejor;
no
te arrepientas de nada,
que
yo estoy acostumbrado
a
gozar de tu presencia;
Gracias, amigo dolor
No hay comentarios:
Publicar un comentario